Estudiantes del Instituto Profesional y Técnico de Barú mataron a un perro, lo cocinaron y le quitaron la carne para exhibir sus huesos en un laboratorio, en ocasión de la Semana de la Ciencia.
Un alumno llevó el animal a clases, alegando que en su casa no lo querían, porque se estaba comiendo los pollos. La verdad era que el animal llamado "Pinki" pertenecía a otra familia.
Un estudiante señaló que al perro le pusieron 10 inyecciones para que falleciera, sin embargo, como se mantenía con vida, procedieron a asfixiarlo con una bolsa en la cabeza, antes de cocinarlo y quitarle la carne.
El colegio acordó hacer una rifa entre los estudiantes que participaron del experimento, para pagarle $60 a la inconsolable dueña de "Pinki".