Domingo 11 de oct. de 1998

 








 

 


EDITORIAL
Balance negativo de un oscuro acontecimiento

Mandos castrenses nucleados por el Teniente Coronel Boris Martínez, en la coyuntura de remoción y cambios en los destinos policiales ordenados por el Presidente Constitucional, Doctor Arnulfo Arias Madrid, el 11 de octubre de 1968, derrocaron el régimen legítimo para instaurar el período de oscuridad que por veintiún años repartió el viento frío del terror y el miedo, y llenó de compatriotas las sargástulas y lanzó al destierro y el exilio una diáspora de opositores y disidentes.

Los militares apropiados del mando público cerraron la Universidad, destituyeron profesores, excluyeron largas listas de estudiantes, y militarizaron la vida académica con tropas y Cuarteles en el campus; de esta horneada represora resultaron perjudicados los estudiantes en forja que recibieron entonces docencias inexpertas, de acomodos temerosos, torcedores de la verdad y mixtificadoras de los eventos.

Las reformas de los planes humanísticos del bachillerato panameño para bonificar las formaciones comercial, mercantil y financiera, destruyeron la reciedumbre del egresado de secundaria y dañaron las estimas que en el exterior se tenía por los títulos nacionales, obligando a los graduados de ahora a someterse a mediciones académicas, antes no exigidas.

Los contenidos históricos, cívicos y geográficos del aprendizaje panameño fueron mutilados en los libros para relievar figuras de la imposición castrense, relegando el olvido a patricios, patriotas y próceres que dieron sentido a la nacionalidad y buscaron patria libre y grande desde los albores del siglo diecinueve.

Las mecánicas de ascenso social que en el pasado radicaron en el estudio y el trabajo constructivo resultaron con el golpe castrense arrinconadas, para permitir que las proximidades, parentelas y acomodos con los uniformados impulsara el reconocimiento público; y los institutos de formación cuartelaria recibieron plenos apoyos y respaldos, mientras la educación civil pereció en deteriorados edificios y obsolescencias tecnológicas.

El destino político y los ingresos a la burocracia estatal asentaron en el padrinazgo de los entorchados, y entonces el dedo ordenador determinó las representaciones y los cargos, desde presidencias a corregidurías.

La penetración corruptora de las ofertas y las sinecuras manchó las luchas patrióticas, de estudiantes y gremios, haciendo de las dirigencias apéndices de la voluntad uniformada.

Panamá cambió normas constitucionales y proclamó el rol imperial de un funcionario omnímodo con nombre y apellido, en el artículo 277 de la Carta Magna, quien condujo las riendas nacionales. En las localidades un resucitado comisariado soviético con nombre de representante de corregimiento, dominó la vida vecinal.

Las labores productivas de sustitución de importaciones y desarrollo del agro panameño fueron sobrepasadas por el rol empresarial del Estado, que invadió quehaceres propios de la iniciativa privada, copiando modelo cubano, cuyo posterior deterioro y quiebra resulta en ofensas colectivas.

El balance del 11 de Octubre y sus secuelas es negativo; conforma un episodio de repulsa que debemos escudriñar con escalpelo analítico juzgador, para impedir que se repita jamás.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Los coroneles José M. Pinilla y Bolívar Urrutia al frente de la Junta Provisional de Gobierno.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, fumo dentro de mi área de trabajo.


OPINIONES



 

 

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