Las autoridades panameñas capturaron hace una semana al jefe de los sicarios del cartel colombiano del Norte del Valle. Se trata de William Tamayo Hernández, alias "Mazinger", quien era el encargado de una Oficina de Cobros, denominación que los narcotraficantes les asignan a los asesinos a sueldo.
Ese grupo se encarga de eliminar a los enemigos del cartel o a los que se apropian de los cargamentos de cocaína que se les encomiendan. Tamayo es reclamado en extradición por la justicia de Estados Unidos.
El jefe de Tamayo, era el temido Juan Carlos Ramírez Abadía, alias "Chupeta", a quien las autoridades le calculaban ganancias promedios mensuales de 70 millones de dólares por los cargamentos de drogas que enviaba a Estados Unidos y Europa.
"Chupeta" ya fue extraditado desde Brasil a Estados Unidos y pronto se le unirá su gatillero.
Panamá debería cumplir los pasos de la extradición de manera rápida. Para nadie es un secreto que mantener a un hombre como Tamayo Hernández en una cárcel o instalación policial panameña, representa un peligro y siempre existe la posibilidad de una fuga.
La captura de "Mazinger" confirma que Panamá ha sido un punto de ingreso de integrantes de los carteles colombianos. Ya en la década de los setenta y los 80 permanecieron en tierras istmeñas los capos de los carteles de Medellín y Cali, quienes hasta lograron controlar una entidad bancaria y una serie de empresas que les servían para lavar el dinero sucio.