Todo un derroche de fervor patriótico, creatividad, mucho ron y seco, fue lo que reinó en las actividades conmemorativas al primer grito de independencia de la Villa de Los Santos, que organizaron los santeños residentes en San Miguelito.
A eso de las 9:30 a.m. iniciaron los actos protocolares, cuando la presidenta de la Asociación Cívica de Santeños residentes en San Miguelito, Verónica Quintero, hizo entrega de la medalla Rufina Alfaro, al músico Colaquito Cortés.
Posteriormente se le entregó un pergamino de reconocimiento al abanderado de la festividad, Julio Abrego y a la niña cantalante Isis Guerra.
Luego la oradora de fondo, la gobernadora de Panamá, Mayín Correa exaltó la importancia histórica de esta fecha. "Nací en Macaracas la tierra que se encuentra regada por el río Estivaná, donde salen los vapores de la patria por dentro, somos el pueblo santeño la representación auténtica de nuestra nacionalidad", expresó.
Cuando Mayín culminó su discurso, el alcalde de San Miguelito, Héctor Carrasquilla, entregó un certificado por el trabajo realizado durante estos 23 años.
Los actos protocolares culminaron con la entrega de las banderas representativas a cada uno de los corregimientos de Las Tablas, a los abanderados.
Santeño quisiera ser aquel que no nació santeño.... al ritmo de este tamborito y la mejorana, inició el desfile donde participaron 12 carretas y 24 delegaciones.
Por más de cuatro horas las estrechas calles de este populoso distrito, se convirtieron en una verdadera pasarela al mejor estilo de allá donde uno, donde mujeres y niñas lucieron diversos vestuarios típicos, entre los cuales sobresalieron la pollera montuna santeña, tumba hombres y de gala, mientras que los hombres utilizaron camisillas y el típico sombrero de paja.
Algunas carretas semejaban la cultura y las fachadas estilo colonial, que todavía se encuentran en algunas regiones de nuestra campiña interiorana.
Ella, Ella, Ella no lo quiere y si no lo quiere que se vaya pal carajo.... eran algunas de las contagiantes tonadas que se escuchaban detrás de las carretas.
Mientras las cantalantes y el resto del coro, consumían algo de seco con jugo de naranja para afinar sus cuerdas vocales, al sonar del repicador, pujador, caja y guaracha.
Al igual que en San Miguelito, los santeños de La Chorrera y Tocumen celebraron.