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Regalos

Milciades Ortíz | Catedrático

La joven pensaba que un regalo de Navidad valía... por lo que había costado.

Tal era su "curiosidad" que visitaba las tiendas donde compraron esos regalos... �para conocer su predio!

"Ese (fulano) es un "pilinqui"... con tanta plata que tiene y me viene a regalar cualquier cosa", comentaba molesta.

De nada servía si alguien le decía que lo que importa de un "regalo "es la intención con que se da".

Cada vez que se acerca la Navidad pienso en estas y otras anécdotas sobre los regalos.

Recuerdo que una vez cuando era subdirector de un Noticiero de TV, me regalaron... diecisiete botellas de licor!

No me hizo ninguna gracia. Pensé que la imagen que tenía era de bebedor. Alguien me dijo que no me molestara, que a los periodistas les regalan licor.

�Qué hice? "Reciclar" esos regalos. Me quedé con dos botellas y el resto la repartí entre los empleados manuales de la empresa.

En esto de "reciclar" regalos hay que tener cuidado. Una vez un señor le pidió a la Secretaria que "reciclara" varios de sus regalos. Ella se equivocó y envió a una persona... �lo mismo que había dado! Molesto quedó al enterarse que no apreciaban su regalo.

Recuerdo a una secretaria que no dormía pensando qué le iba a regalar a su jefe...!que lo tenía todo!

Su sueldo no alcanzaba para comprar algo lujoso y eso la mortificaba.

Le dije que lo importante era la intención con que hacía el regalo y no su costo. Sugerí que regalara alguna artesanía, pero eso no la convenció. No recuerdo cómo arregló "ese tremendo problema".

Otro conocido gritaba a sus amigos que le salía más barato "irse del país estos días de Navidad", que gastar tanta plata en regalos.

Eso no convencía. Dejar sin regalos navideños a amigos y conocidos, puede ser fatal para las relaciones entre ellos.

Conocí el caso de una dama sin empleo. Se le ocurrió regalar tarjetas hechas por ella misma. Me comentó que supo que no le gustó a varios. Señalé que las amistades sabían que no tenía empleo.

Regale lo que pueda pagar sin alterar su presupuesto. No se endeude por varios meses comprando regalos, que a veces ni los aprecian.

Hay que tener creatividad en esos regalos. No le dé una pluma a un ciego. Azúcar a un diabético, o jabones a alguien que no le guste bañarse...




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