El Real Madrid obtuvo un plácido triunfo en La Romareda (1-3) frente a un Real Zaragoza que cumplió con el pronóstico de víctima propiciatoria intentando rebelarse, pero que fue incapaz de hacerlo.
El conjunto madrileño habrá vivido esta temporada pocos partidos tan cómodos como el de ayer, porque, salvo unos inicios de agobio por la explosiva salida local, en el resto del encuentro el Zaragoza cumplió con el papel que viene repitiendo partido tras partido: ganas y esfuerzo pero falta de calidad.