Imagino que varios pensaron que yo era un "pilinqui" o un "codo duro", porque no quise dar diez centavos para ayudar a los niños del Darién.Ese sábado diecisiete de noviembre reaccioné algo brusco.En la entrada de un supermercado, se me acercaron jovencitas con suéteres con un enorme número diez marcado en el pecho.
Les dije que yo no daría plata para "mantener a los hijos que otros irresponsables hicieron". Añadí que "yo he mantenido siempre a todos mis hijos, que otros bellacos hagan lo mismo".
El caballero que supervisaba a las jóvenes me miró con sorpresa, pero no dijo esta boca es mía.
Fui a hacer una diligencia y regresé en dos minutos. Quise aclara mi actitud y dije: "soy periodista y sociólogo. Por eso sé que la caridad no soluciona los problemas sociales. Aparte de conseguir dinero para comida de esos niños, también deberían darles charlas a los jóvenes, sobre la responsabilidad de ser padres... para que mantengan a sus hijos".
Aprovecho este incidente para volver a sostener algo que molesta a más de uno de mis lectores.
Ya he dicho que la caridad no soluciona los problemas. Es "comida para hoy y hambre para mañana", como dicen en el poblado remoto de Río Indio, en las montañas de El Valle de Antón.
Por eso he criticado el programa del Presidente de dar treinta y cinco balboas a familias de extrema pobreza.
Con argumentos basados en experimentar sociológicas de otros países, sostengo que hay que darles la oportunidad de trabajar a esos pobres. Así podrán ser ciudadanos en todo el sentido de la palabra.
Hacer negocios comunitarios (ropa, zapatos, comida, artesanías, etc.), es integrar a los pobres a la economía del país.
Para mí sería una verg�enza que me dieran plata para la comida. Recuerdo que mi padre desde niño me dijo muy serio: "nunca reciba usted ni un real que no haya trabajado".
Por eso gastar millones de balboas que son realmente de todos los panameños en esos "regalos", no soluciona el problema. Lo puede mitigar, ocultar... y hasta ganarle algunos votos, pero repito, no es solución.
Sobre los hijos abandonados me parece que hay que insistir especialmente con la juventud en dos cosas fundamentales. Una, que hay que ser responsables por mantener nuestros hijos. Para eso debe ser efectivo el sistema de pensiones alimenticias. Y segundo, que las parejas deben tener los hijos que quieran y puedan darle amor y atención.
Para mí es ridículo (sí, ridículo) andar pidiendo diez centavos cuando nos jactamos de tener la mejor economía de Latinoamérica.
