Habrá quien se niegue a reconocerlo, pero la manera más eficaz y sencilla de mantener una vida larga y en buen estado es mediante el cultivo de la amistad, la cual ofrece más beneficios de los que usted imagina.
Un estudio realizado durante 17 años mostró que quienes se mantienen alejados de un entorno social activo son tres veces más propensos a morir prematuramente que quienes tienen relaciones cordiales con parientes y amigos.
Una buena relación amistosa deja lo siguiente a las personas de la tercera edad:
Es importante el estímulo para la recuperación en una enfermedad que, por ejemplo, requiere guardar cama.
Disminuye la tensión y la depresión, que en muchos casos son la causa de las bajas defensas del organismo ante los embates de microorganismos.
Se mantiene vigente el sentido de responsabilidad, tal vez al cumplir con una cita o un favor solicitado.
Las conversaciones con personas de la misma edad, o incluso menores, invitan a la reflexión, activan la memoria y generan interés por superarse.
La risa produce hormonas del bienestar que son la mejor protección ante cualquier mal. Asimismo provoca cambios en estado de ánimo y carácter.
IGNORE LA SOLEDAD
Busque el acercamiento con gente, por ejemplo, al participar en un círculo de lectores o crear el propio. Es recomendable realizar viajes y buscar amistades en nuevos lugares, así como integrarse al equipo deportivo del club.
No se quede en casa, asista a museos, espectáculos, al club o simplemente al supermercado, donde el simple contacto con la gente le brindará una chispa diferente cada día.
La vida nos brinda la posibilidad de conocer otras culturas, idiomas, formas de vida, aficiones, ciencias, disciplinas y oficios, a los que podemos tener acceso mediante cursos o diplomados. Es más, usted mismo puede compartir con los demás lo que sabe, ya sea música, cocina, finanzas, fotografía o computación.
Una buena amistad puede iniciarse también en el centro religioso. Como puede ver, no hay pretexto para estar solo.