Lo ocurrido en Bolivia podría convertirse en un ejemplo y estímulo para los chiricanos, siempre anhelantes de lograr su autonomía y convertirse en provincia federal. Sin embargo, en el caso del país sudamericano, el poder económico permitió que los bolivianos se adelantaran a los del Valle de la Luna.
Chiriquí es una de las provincias con mayor diversidad climática y ecológica. Sus tierras son fértiles, su relieve nos ofrece la belleza de las templadas tierras altas y la calidez de los terrenos al nivel del mar. Posee una de las minas de cobre más grandes del mundo; en fin, reúne todos los requisitos para alcanzar, al menos, algún nivel de autonomía.�
Tiene la provincia chiricana el tamaño de El Salvador y limita con Costa Rica, país con el que ha tenido mayor relación y nexos históricos y del cual ha recibido una notoria influencia �
En el caso de Bolivia, �recordamos la sucesión de mandatarios que ocupaban el palacio presidencial como resultado de los golpes de Estado. Esta situación era tan constante en ese país que cuando un boliviano vivía fuera de su territorio, al amanecer de cada día, llamaba a sus amigos o parientes para preguntar quien era el gobernante.
Lo ocurrido en Santa Cruz puede convertirse en un ejemplo para otros países, pero también refleja la falta de madurez democrática de América Latina, tanto de los gobernantes como de los gobernados. Demuestra que no tenemos capacidad para el diálogo y ante esta carencia buscamos fórmulas extrañas, estrafalarias, que en vez de consolidar la gobernabilidad promueven la inestabilidad.
A pesar de haberlo logrado Santa Cruz, debemos reconocer que nuestros paisanos chiricanos intentaron alcanzar su autonomía mucho antes que los del altiplano, durante la época del general Torrijos, cuando éste les nombro un gobernador de izquierda y los habitantes de la provincia hicieron tambalear al Comandante y exigieron su emancipación.�
En el país andino hay territorios de mucha riqueza y también emplazamientos de extrema pobreza. Allí los movimientos de derecha, que antes apoyaban los golpes militares y los gobiernos de facto, �ahora intentan desestabilizar el modelo surgido de la voluntad popular en comicios libres y democráticos.
No obstante, los militares parecen no estar de acuerdo con la acción emancipadora de los de Santa Cruz y esto podría promover enfrentamientos que al final servirían de escenario para una guerra entre indígenas y blancos, tal como ocurría durante la época de la conquista española.�
Todos estos elementos deben ser contemplados por el presidente Evo Morales, quien debe mostrar prudencia y revisar lo ocurrido con minuciosidad para poder establecer las bases de un diálogo que permita la gobernabilidad ante el avance de los grupos económicamente poderosos de la sociedad boliviana que antes poseyó el poder pero que jamás voltearon a ver a los pobres.
No nos extrañaría ver ahora que los chiricanos, después de haber sido eliminados de la final del campeonato nacional de béisbol mayor, hagan catarsis y desahogo reviviendo su espíritu federalista y esto sí que debe preocuparnos porque la comida que nos llegara desde esa provincia podría aumentar de precios por tener que ser importada.
