Martes 12 de enero de 1999

 








 

 


EDITORIAL

Reversión del peligro mortal

La presencia norteamericana en las áreas que constituyeron la extinta Zona del Canal, convenida en los textos del Tratado Hay-Buneau Varilla, derivó la creación de un ente híbrido, con capacidades jurisdiccionales, que insertó en el corazón istmeño un enclave con derroteros expansionistas, donde surgieron aspiraciones anexionistas contrarias a los intereses panameños, con dura afectación del soberano ejercicio panameño, sojuzgado por el poderío de la potencia norteamericana.

En aquellos quehaceres zoneítas, Estados Unidos instaló bases militares y desarrolló mecanismos castrenses en los cuales Panamá careció de presencia, mando y decisión. Tales entidades recibieron espaldarazo legal y reconocimiento en el Pacto Torrijos-Carter, cuya existencia fenece el último día del año en curso, en horas del mediodía.

En la devolución de tierras, infraestructuras y servicios que Estados Unidos revierte a Panamá están más de tres mil hectáreas de áreas boscosas, ubicadas en Emperador, Piña y el lado Este del Canal; sitios donde el ejército foráneo realizó maniobras y operativos guerreristas de entrenamiento y práctica con explosivos y sustancias letales, que ahora afectan gravemente la idoneidad para el uso de tales terrenos al contener bombas sin detonar que amenazan a quien tenga acceso a esos lugares.

La responsabilidad de sanear tales tierras compete al gobierno norteamericano; los gastos y recursos que ello demande son de cargo de sus finanzas militares, ya que la obligación jurídica y ética de esta labor la titula quien depositó tales artefactos en tierras de Panamá.

Las tareas sanitarias de seguridad, en áreas sometidas a similares presencias de explosivos, en otras naciones, tales Cambodia, Vietnam, El Salvador, ofrecen experiencias válidas que podrían sustentar las acciones de limpieza en Panamá, por lo cual se impone que las autoridades diplomáticas y mandatorias de nuestro país adopten posiciones firmes; posturas de integridad patriótica, en defensa del interés nacional.

No hacerlo significará que volteamos la espalda al peligro revertido que nos circundará en aquellos agrestes y alejados sitios de la geografía nativa, donde paisanos inocentes, pudieran encontrar la muerte o lesiones, como ha ocurrido en varias ocasiones, en otros lugares istmeños.

Aceptar el territorio inseguro, donde yacen explosivos a varias profundidades, equivale a recibir en reversión el peligro mortal, por lo cual se impone hablar claro, en alto tono y sin disimulos, afirmando las patrióticas búsquedas, en protección de los panameños: El recado debe asentar en las acciones diplomáticas; ahora, cuando todavía tenemos oportunidad.


 

 

 



 

AYER GRAFICO
El Malecón en San Felipe antes que lo rellenaran y convirtieran en estacionamientos


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, no me importa si prolifera el mosquito Aedes Aegypti


OPINIONES




 

 

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