Rafael Nadal entró con semblante preocupado a la Rod Laver Arena pero salió triunfante en su regreso al Abierto de Australia tras solventar su primer compromiso ante el estadounidense Robert Kendrick por 7-6 (6), 6-3 y 6-2.
El segundo favorito sabía que su vuelta al primer grande de la temporada, tras faltar a la cita el pasado año por una lesión en el pie izquierdo, era esperada, y que todos los ojos estaban puestos en él y en sus modificaciones en el servicio para comprobar si realmente el trabajo realizado en la pretemporada, con el objetivo de ser más efectivo, habían surtido efecto.
Y ante un rival que en Wimbledon el pasado año estuvo a solo dos puntos de la derrota, Nadal justificó todo lo que se había dicho de él al vencerle en dos horas y siete minutos, sin ceder una sola vez su saque, con siete "aces" y un porcentaje de un 75 por ciento de puntos ganados con su primer servicio.