El dinero excedente del Canal de Panamá, por primera vez desde que la v�a acuática pasóa manos panameñas el 31 de diciembre de 1999 comienza a distribuirse en las comunidades a través del Programa de Desarrollo Comunitario para Infraestructura Pública, mejor conocido por las siglas de PRODEC.
Dicho así no parece tener impacto mediático si se compara con los titulares sobre cr�menes violentos, tumbes de drogas, accidentes de tráfico o las más diversas fatalidades humanas.
El PRODEC tiene valor en la medida que la decisión sobre los proyectos que se realizarán con los 80.000 balboas anuales destinados a proyectos de infraestructura se discuten en la propia comunidad y no se imponen desde las oficinas principales del gobierno central.
Para ello se est�n realizando sesiones de consulta, cabildos abiertos que se convierten en un mecanismo de vocería de las comunidades, sus dirigentes, organizaciones civiles y líderes naturales, sin importar si son del partido gobernante o de la oposición política.
Este ejercicio democrático que para muchos no tiene valor alguno, es sin lugar a dudas la posibilidad idónea que tienen las comunidades para dar a conocer los problemas que padecen, dónde el Estado no tiene presencia y cuáles son sus prioridades, que en el campo son distintas a las de los centros urbanos o las capitales de provincia.
Acueductos rurales, puentes, reparación de escuelas, sistemas de alcantarillado, energía el�ctrica, reparación de caminos, asistencia agr�cola, becas, complejos deportivos son las obras que demanda la población y que en los cabildos abiertos del PRODEC, que el propio Presidente Martín Torrios ha presidido, se han aprobado en los últimos dos meses.
Los cabildos del PRODEC son extenuantes, pero enriquecedores para aquellos que están involucrados en la gestión p�blica porque ahí el ejercicio del poder ser� eficaz si se escucha al pueblo y sus necesidades.