En días pasados, un niño de tan sólo 5 años de edad fue ultimado de un tiro en la cabeza al desarse una balacera cuando él estaba jugando con un amiguito.
Este fin de semana, dos guardias de seguridad acabaron muertos en sus lugares de trabajo. �La razón? Unos maleantes querían quitarles sus armas.
Ya se han dado varios incendios en zonas humildes de la ciudad capital, y se comenta entre los residentes que muchos de estos siniestros fueron provocados por pandilleros.
Dos días atrás, un hombre fue ultimado a balazos a plena luz del día frente a su propio hijo.
Nuestro país está pasando por una época de creciente violencia que está cobrando vidas sin ningún distingo. No importa si eres o no culpable, no importa si no tienes enemigos, no importa si no vives en una zona roja, no importa si eres menor de edad, o un anciano o una mujer embarazada. En cualquier momento te puede tocar una bala, ya sea que fue disparada para tí o para un tercero.
En una reciente encuesta publicada hoy, el 85% de los panameños cree que la violencia ha aumentado con respecto al año pasado.
La misma encuesta señala que el 82% piensa que los crímenes son más violentos que antes, y el 69% está seguro de que la violencia seguirá aumentando en el futuro.
Los panameños, gente apacible y tranquila, estamos siendo arrastrados cada vez más hacia la violencia. Las pandillas, organizaciones delictivas armadas y conformadas por jóvenes y niños, son el terror de muchos barrios. Muchos que no confían en la labor de la policía, optan por comprar sus propias armas de fuego, y no dudan en usarlas a la menos provocación.
Estamos transformándonos en una sociedad viviendo bajo la ley del revólver, al estilo del viejo oeste. Si no tomamos conciencia de hacia dónde vamos, se acabará pronto Panamá como la conocemos.