E sos militares abusadores algunos de los cuales quieren aparecerse ahora como que "no mataron una mosca", gustaban de atemorizar y humillar a los civiles.Uno de ellos era jefe de la zona militar de Veraguas. Manejaba con mano de hierro la tierra natal de su líder Omar, ya que allí había mucha gente luchadora y democrática. (Recuerden al padre Gallegos...)
En esos tiempos una emisora orientada hacia lo religioso les molestaba. Exponía problemas de los más necesitados. Era Radio Veraguas.
Resulta que ese oficial tenía un método para que los civiles que no le gustaban, se "cocinaran" en la tensión, nervios y angustias.
Citaba a esas personas y las dejaba por horas esperando afuera de su despacho. Una cámara disimulada le mostraba la conducta del que esperaba.
Así sucedió con un funcionario de la capital, que puso un programa de salud en Radio Veraguas. Se trataba de unos minutos de promoción de la salud comunitaria y los comités de salud. Se le pagaba una suma casi simbólica a esa emisora, que era mucho más escuchada que la potente Radio Nacional de la dictadura.
Pero alguien le advirtió a ese funcionario de la táctica del militarote, quien impresionaba diciendo pensamientos de famosos personajes. Y por eso fue preparado a la cita...
Se llevó un enorme libro de una famosa novela. Y lo leyó con entusiasmo las cuatro horas que lo tuvieron esperando.
Cuando entró al despacho del militar, este saboreando su maldad, dio "excusas" por no atenderlo a tiempo. Aprovechó el momento para "darle las gracias", ya que "así pude leer esta novela que hace tiempo no tocaba".
En esa reunión el militarote alardeó de su poder. Dijo que la Radio Veraguas existía "gracias a él", ya que tenía un plan para volar sus torres en pocos minutos...�cuando así lo quisiera".
Esta táctica de "cocinar" a la visita, también la usaba un flamante ministro de Gobierno y Justicia, quien alardeaba de su hablar erudito.
A mi me citaron por un reportaje de TV que autoricé en esa época, donde se señalaba el consumo de drogas en Panamá. Yo no aguanté la larga espera y le dije a la secretaria que "me arrestaran si quería, "pero que no me quedaría allí hasta cuando le diera la gana al ministro de atenderme. Me recibió en pocos minutos...
Otro abusador uniformado, quien decía haber inventado "el miedo", mandaba recados a civilistas a quienes les había robado sus automóviles para que no investigaran. Claro, usaba palabras sucias y amenazas de torturas...
