He pasado varias semanas hablando con personas de diferente nivel social sobre una cuestión que me preocupa. "�Cómo puede usted reconocer cuándo un político es sincero, o le dice mentiras para conseguir su voto?"
Casi todos, luego de hablar mucho, llegan a la misma conclusión: es difícil conocer si las promesas que hace un político las cumplirá una vez que llegue al poder.
Los dos últimos gobiernos democráticos han sido vivo ejemplo de lo anterior.
Doña Mireya llenó de esperanzas a miles de panameños. Luego al final de su mandato, la corrupción, el favoritismo, gastos superfluos, viajes, aprovecharse del poder para mejoras personales, no se aguantaba.
Fue decepcionante ese gobierno. Por eso, volvió a ganar el PRD.
Muchos ingenuos creyeron las palabras de Martín de cero corrupción, más empleo y seguridad (etc, etc.).
Al final de este mandato, ocurre el mismo fenómeno que con Doña Mireya. Hay muchos decepcionados. Piensan que fueron engañados con las promesas de Torrijos hijo.
Al hacer mi investigación, encontré algunos puntos comunes. Me dijeron que hay que conocer al candidato, saber sus antecedentes administrativos, y sobre todo si es persona que cumple su palabra y si tiene deseos reales de solucionar los problemas del país.
Esto no es fácil. Hay gente que buscando el voto prometen "el cielo y la tierra", y luego arriba, se olvidan lo que dijeron.
Otro punto importante es saber si las promesas que se hacen "se puedan realizar sin muchos problemas".
Es decir, que no sean exageradas. Esto tampoco es fácil.
Usted buscando votos puede prometer cosas para solucionar problemas en una comunidad. Luego no las cumple, aunque no sean tan difíciles.
Varios señalaron que lo que ocurre es que el político puede tener la mejor voluntad. Pero al gobernar se rodeará de una "rosca", "camarilla", asesores, etc., que le van a obstaculizar hacer lo que prometió.
Hubo incluso algunos medio psicólogos. Un jubilado me dijo que había que mirarle la cara al candidato, bien directo a los ojos, para saber si decía la verdad.
Entonces se me quedó mirando con cara de pocos amigos, confieso me dio algo de miedo. Tuve que decirle que solamente se trataba de una investigación, y no estaba pidiendo el voto para nadie.
Por lo visto, es fácil que los politiqueros tomen a los panameños de tontos otra vez...
