Ana Matilde Gómez hasta hace poco era la máxima fiscal del país. Ayer le tocó sufrir la lentitud de la justicia. Acudió a la Procuraduría de la Administración para someterse a la indagatoria por ordenar pinchazos telefónicos a un exfiscal, pero nadie la atendió.
Por casi una hora esperó en el lobby de la Procuraduría, pero nadie le paró bola. La Secretaria General no se encontraba en su puesto mientras que el Procurador Suplente, Nelson Rojas no quiso atenderla, alegando que no puede ver a las partes.
La situación se produjo, porque la Corte Suprema de Justicia no había remitido todavía el expediente del caso que el viernes motivó la separación de Gómez.
A las 24 horas de una medida cautelar, yo tengo derecho a ser indagada. Si estaban apurados a condenarme, entonces que hagan las cosas bien, que den la talla, porque hasta la más humilde empleada de un supermercado merece que se le atienda y se le reconozcan sus derechos, exclamó la separada jefa del Ministerio Público.