En esta vida, si queremos durar, tenemos que cuidarnos. Esto implica no comer en exceso, evitar lo más posible el cigarrillo, limitar el alcohol, procurar descansar al menos 8 horas al día, y por supuesto, hacer ejercicio.
Para todo el que tenga la experiencia de haber practicado ejercicios durante algún período de su vida, es un hecho innegable que uno se siente mucho mejor cuando se mantiene en buena condición física.
Lamentablemente, la mayoría de las personas dejan el ejercicio de lado luego de que contraen matrimonio. En los meses y años que sigen, comienzan a desarrollarse las costumbres sedentarias que nos aumentan las "lonjas" en la parte media del cuerpo.
Antes de que nos demos cuenta, nos hemos convertido en personas relativamente jóvenes que se les quiere salir el corazón cuando subimos 20 escalones. �Cómo llegamos a esto?
No todos estamos en condición económica o de tiempo para meternos a un gimnasio o contratar a un entrenador, pero algo es claro: siempre hay que buscar al menos 30 hora al día para el ejercicio.
Podemos comprarnos una máquina de ejercicios, podemos trotar o caminar, podemos hacer pechadas, abdominales, comprar un par de mancuernas para mantener la tonicidad muscular. Hay muchas maneras de mantenernos en forma.
Nadie nos está pidiendo que seamos los reyes del "fitness", pero tampoco podemos estar comprándonos pantalones más grandes todos los años porque no cabemos en los viejos.
Si hacemos al menos un poco de ejercicio ligero todos los días, nos aseguraremos estar en condiciones necesarias para poder jugar con nuestros nietos, en vez de mirarlos desde una mecedora con una mascarilla de oxígeno.