Las 4:00 de la mañana de un día laboral cualquiera, Juan Pueblo se apresta a iniciar la agotadora jornada.
Como lo hace todos los días desde que era muy joven, antes que despunte el alba debe prepararse para vivir una agotadora faena.
No está solo, cientos-sino miles-de personas lo acompañan en el vía crucis moderno, que lo que menos tiene es precisamente de esto.
Largas filas para poder abordar un autobús es cosa de la rutina diaria; con suerte podrá dirigirse a su centro de trabajo media o quizás una hora después de haber llegado a la piquera.
Es la realidad de apartados lugares citadinos, llámense estos Torrijos-Carter, Tocumen Don Bosco o la 24 de Diciembre. Al final las cosas no difieren mucho en un sitio u otro.
Juan Pueblo poco sabe de promesas de modernización del transporte, sean estos monorrieles, buses articulados o hasta metros.
Sabe del diario vivir, el de los "diablos rojos" con problemas mecánicos y en el que más de un conductor-por andar en regatas-ha cegado vidas de inocentes.
Hoy que las promesas de cambios vuelven a susurrar en los oídos de los panameños, y los miles de usuarios del transporte, entre los que se encuentra Juan Pueblo, se preguntan si ahora sí se harán realidad.
El tiempo tiene última palabra.
OPERATIVOS: PIQUERAS
La Autoridad Nacional del Tránsito reinició la semana pasada los operativos en varias piqueras de autobús: Torrijos-Carter y Panamá Viejo.