"Habla el licenciado Alexis Cuevas, dije que sí, le habla Guillermo Ford, recibí su atenta nota en donde me pide disculpas a nombre de su hijo por los actos censurables que se dieron la semana pasada en la Universidad de Panamá en contra de mi persona y acompañantes". Con esas palabras se dio inicio a un diálogo telefónico que mantuve si mal no recuerdo en junio de 1990 con el Segundo Vicepresidente de la República de Panamá, en donde él ponderaba mi actitud que como padre responsable no aplaudía ese tipo de actos en contra de los gobernantes de ese entonces.
La misiva que le hice llegar al Vicepresidente Ford, se centraba en no permitir que se expulsara a mi hijo Alexis Cuevas Fernández, alumno graduando y que en ese momento era presidente encargado del Centro de Estudiantes de Derecho (C.E.D.) de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá y que según mi hijo y sus compañeros, estaban defendiendo la Autonomía Universitaria y por ello recibieron con tomates y otros objetos al Vicepresidente Ford y su comitiva, los cuales jamás retrocedieron hasta llegar a sus autos por los lados del Seguro Social.
En mi conversación con el licenciado Ford, me prometió que a mi hijo no le pasaría nada y que no habría ningún tipo de expulsión. �l cumplió con su palabra y mi hijo el hoy abogado Alexis Cuevas Fernández (abogado en estos momentos en Cambio Democrático y que todavía no se le ha dado un puesto), recibió en 1991, su título de abogado.
Con ese actuar del licenciado Guillermo Ford Boyd, de llamarme personalmente a mi casa, cuestión que pudo haber delegado en un viceministro, en su secretaria personal, o en el director de Relaciones Públicas, prefirió hacerlo personalmente, lo que demuestra la humildad de un hombre al hablar personalmente con un padre angustiado.
