Panamá es sede de un Encuentro Americano de la Discapacidad, en el cual se analizarán los avances del plan regional que tiene seis ejes fundamentales: sociedad, salud, educación, empleo, accesibilidad y participación política, según lo ha señalado la Organización de Estados Americanos (OEA), organizador de esta primera reunión los días 1 y 2 de abril en conjunto con los organismos nacionales respectivos.
Discutir el rol de la sociedad civil en el desarrollo de los programas de acción sobre derechos y dignidad de las personas con discapacidad, es uno de los puntos que más llaman la atención. No todas las sociedad hacen estas justas valorizaciones y la nuestra no se escapa a estas situaciones, aunque debemos reconocer que varios aspectos de la vida diaria del discapacitado sí se notan avances.
Panamá cuenta con una Secretaría Nacional para la Discapacidad, que ha logrado resultados satisfactorios en varias áreas, pero consideramos que aún falta mucho más por hacer. Los discapacitados necesitan más apoyo, no solo económico, sino hasta jurídico cuando ven vulnerados sus derechos.
Todavía en nuestro país vemos casos inéditos e irracionales de personas con discapacidad y sus familias que sufren persecución, acosamiento ante la mirada esquiva de las autoridades desde la Honorable Corte Suprema de Justicia hasta otros Tribunales que tienen que ver con la Niñez y la Adolescencia y en especial con las personas con discapacidad.
No sólo bastan seminarios inaugurados con mucha publicidad los que pueden ayudar a los discapacitados. Es mediante una acción más directa lo que se necesita para que los derechos humanos de estas personas sean respetados como de las personas que dedican y han dedicado toda su vida a cuidarlos, educarlos y hacerles la vida más llevadera. No dudamos de las metas que se han alcanzado desde SENADIS, pero se tiene que ser más firme, constante y más cuando estas personas acuden en busca de apoyo y de orientación. Hay que defender con pasión a los discapacitados.
Existe un compromiso regional Latinoamericano promovido y liderado por la OEA y ese compromiso tiene que ser funcional y ejecutado por los países miembros. De no hacerse así, las cosas quedarán en papel y las personas con discapacidad seguirán progresando a paso lento y no a un paso más veloz, seguro y confortable para que tengan una mejor calidad de vida. (El autor es periodista y padre de un niño con discapacidad)
