Martes 6 de abril de 1999

 








 

 


FAMILIA
¿Mejor el cáncer que el SIDA?

Tomado de SINORAMA

Algunos, especialmente los dentistas y cirujanos, llegan a alterar el método de tratamiento cuando se hallan ante uno de estos enfermos. En octubre de 1998 hubo un caso en el que se descubrió un tumor cerebral en un paciente de SIDA; un neurocirujano de un importante hospital de Taipei se negó a operar porque hay más probabilidades de que la sangre salpique en una operación de este tipo, y él temía que hubiera más peligro de resultar infectado. El paciente fue transferido a otro hospital donde el cirujano no puso objeciones, pero en este caso fue el resto del equipo quirúrgico el que se negó. Finalmente, el paciente encontró un hospital cristiano en Changhua cuyo director, un religioso, defendía que "los médicos no pueden negarse a tratar a los enfermos". El paciente abandonó el hospital después de una operación y convalecencia exitosas.

Chang Li-yu, quien solía trabajar en un pabellón de cancerosos y ahora es trabajadora social en el pabellón de enfermos terminales de SIDA del HUNT, explica que aunque ambas enfermedades son incurables, el tratamiento que se da a unos pacientes y a otros no podría ser más diferente. La familia de un paciente de cáncer generalmente hace todo lo posible por cuidarle.

Los enfermos de SIDA, por otro lado, con frecuencia prefieren ocultar a sus familias la naturaleza de su mal; y cuando éstas lo saben, a menudo les culpan o no les visitan. Los otros enfermos les señalan y murmuran. Chang dice con pesar: "Más les valdría mentir a sus familias diciendo que tienen cáncer".

La fuente de los prejuicios contra el SIDA y sus víctimas es la antigua imagen de que es una enfermedad de homosexuales, drogadictos intravenosos y otros grupos marginales de la sociedad. Pero hace ya muchos años que el número de heterosexuales infectados por el VIH superó al de los homosexuales, dejando de ser dominio exclusivo de éstos. Cuando el SIDA llegó a Taiwan, la mayoría de los infectados por el VIH eran homosexuales. Hoy, sin embargo, el 34´9% de los seropositivos han contraído el virus a través de relaciones heterosexuales, y sólo el 22´4 mediante relaciones homosexuales: el grupo mayor es de heterosexuales.

Chen Yi-ming, profesor del Instituto de Salud Pública de la Universidad Yang Ming, señala que, aunque el porcentaje de heterosexuales infectados supera al de homosexuales, el 16´4% de los enfermos de SIDA son hombres bisexuales, lo que significa que la incidencia de la enfermedad entre la comunidad gay es aún bastante alta. Por otro lado, Yeh Kung-chieh destaca que, aunque la proporción de infectados es alta entre los homosexuales y bisexuales, éstos son un grupo relativamente cerrado con menos propensión a extender la enfermedad al resto de la comunidad, mientras que entre los heterosexuales, una parte mayor de la comunidad, la infección se propaga más rápidamente, por lo que el riesgo es mayor.

Los homosexuales no están de acuerdo con la discriminación de ser considerados un "grupo de alto riesgo". Según ellos, no existen tales grupos, sino "conductas de alto riesgo". Hsiao Chiang, que es un activo miembro de la comunidad gay, asegura que el SIDA ha sido una continua fuente de preocupación para los homosexuales. Pero su nivel de concientización es muy alto, por lo que se analizan regularmente la sangre y toman otras precauciones, al contrario que el ciudadano medio, menos propenso a protegerse.

 

 

 

 



 

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