MENSAJE
Los designios del Señor son inescrutables
- Hermano Pablo
Eran las siete de la mañana
en el Océano Pacífico. Las aguas del mar estaban como su nombre
lo indica, pacíficas, calmadas. El sol ya brillaba en todo su esplendor.
El cielo estaba límpido y más azul que nunca. Como había
una brisa marina tonificante que invitaba a dar un paseo en lancha, Eric
Larsen, de San José, California, navegó mar adentro en su
pequeña embarcación a motor.
Lejos de la costa, no resistió la tentación de darse un
baño. Se lanzó al agua, y casi al instante sintió la
espantosa mordedura de un tiburón. Era una bestia como de mil quinientos
kilos de peso.
Sólo diez segundos estuvo Eric en las fauces de la fiera. El tiburón
no lo mató, pero le desgarró la pierna izquierda hasta dejársela
en flecos. Con esfuerzo heroico, Eric pudo librarse de las quijadas del
tiburón y llegar hasta su lancha. Ahora Eric dice: &laqno;Creo que
Dios tiene un plan para mí. Desgraciadamente, tuvo que mandar un
tiburón para hacérmelo saber.»
Dios tiene muchas maneras de hablarnos. A veces nos habla suave y quedamente
a los oídos del alma. A veces nos habla por medio de tempestades,
incendios y naufragios. A Eric Larsen, joven deportista dedicado al mar
y a los deportes marinos, Dios le habló a través de los dientes
triangulares del &laqno;tigre de los mares». Para Eric eso fue suficiente.
Él entendió que era la voz de Dios.
¿Por qué tiene Dios que usar, a veces, medidas tan drásticas
para que le hagamos caso? Porque, desgraciadamente, estamos muy imbuidos
en nuestros propios asuntos. Sólo tenemos tiempo para lo que a nosotros
nos interesa. No queremos que se nos interrumpa en las actividades egoístas
que nos consumen.
Ante todo, no queremos que Dios se meta en nuestros asuntos. Pueda que
su justicia y santidad no concuerden con nuestros planes.
Lo cierto es que Dios irrumpe en nuestra vida porque nos ama. De no ser
así, ¿Qué le importaría a Dios nuestro bienestar?
Examinemos con mucho cuidado las desventuras de nuestra vida. Cuando
veamos que el tiburón está cerca, preguntémonos si
no será que Dios está tratando de llamarnos la atención.
Él nunca intervendría en los asuntos de nuestra vida si no
fuera porque nos ama y porque tiene un plan para nosotros.
Lo más seguro y provechoso es acercarnos a Dios sin que sea a
causa de alguna dificultad. Él nos espera con los brazos abiertos.
Extendámosle nuestra mano. Él la tomará y nos guiará
por senda segura. Dios nos ama
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