Martes 6 de abril de 1999

 








 

 


MENSAJE
Los designios del Señor son inescrutables

Hermano Pablo

Eran las siete de la mañana en el Océano Pacífico. Las aguas del mar estaban como su nombre lo indica, pacíficas, calmadas. El sol ya brillaba en todo su esplendor. El cielo estaba límpido y más azul que nunca. Como había una brisa marina tonificante que invitaba a dar un paseo en lancha, Eric Larsen, de San José, California, navegó mar adentro en su pequeña embarcación a motor.

Lejos de la costa, no resistió la tentación de darse un baño. Se lanzó al agua, y casi al instante sintió la espantosa mordedura de un tiburón. Era una bestia como de mil quinientos kilos de peso.

Sólo diez segundos estuvo Eric en las fauces de la fiera. El tiburón no lo mató, pero le desgarró la pierna izquierda hasta dejársela en flecos. Con esfuerzo heroico, Eric pudo librarse de las quijadas del tiburón y llegar hasta su lancha. Ahora Eric dice: &laqno;Creo que Dios tiene un plan para mí. Desgraciadamente, tuvo que mandar un tiburón para hacérmelo saber.»

Dios tiene muchas maneras de hablarnos. A veces nos habla suave y quedamente a los oídos del alma. A veces nos habla por medio de tempestades, incendios y naufragios. A Eric Larsen, joven deportista dedicado al mar y a los deportes marinos, Dios le habló a través de los dientes triangulares del &laqno;tigre de los mares». Para Eric eso fue suficiente. Él entendió que era la voz de Dios.

¿Por qué tiene Dios que usar, a veces, medidas tan drásticas para que le hagamos caso? Porque, desgraciadamente, estamos muy imbuidos en nuestros propios asuntos. Sólo tenemos tiempo para lo que a nosotros nos interesa. No queremos que se nos interrumpa en las actividades egoístas que nos consumen.

Ante todo, no queremos que Dios se meta en nuestros asuntos. Pueda que su justicia y santidad no concuerden con nuestros planes.

Lo cierto es que Dios irrumpe en nuestra vida porque nos ama. De no ser así, ¿Qué le importaría a Dios nuestro bienestar?

Examinemos con mucho cuidado las desventuras de nuestra vida. Cuando veamos que el tiburón está cerca, preguntémonos si no será que Dios está tratando de llamarnos la atención. Él nunca intervendría en los asuntos de nuestra vida si no fuera porque nos ama y porque tiene un plan para nosotros.

Lo más seguro y provechoso es acercarnos a Dios sin que sea a causa de alguna dificultad. Él nos espera con los brazos abiertos. Extendámosle nuestra mano. Él la tomará y nos guiará por senda segura. Dios nos ama

 

 

 


 

CULTURA
El XI Premio Internacional Rómulo Gallegos

 

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