Algunos sectores están pregonando la necesidad de vender el 49% de las acciones que tiene el Estado en Cable and Wireless y en las empresas de distribución de energía eléctrica.
En 1997, Cable & Wireless pagó 652 millones de dólares por el 49% de las acciones del antiguo Instituto Nacional de Telecomunicaciones (INTEL). Las empresas de energía fueron vendidas parcialmente (51%) a Unión Fenosa y a Elektra Noreste por la suma de 211 millones de dólares y 89 millones de dólares, respectivamente.
En su oportunidad, los dineros generados por esas y otras privatizaciones alcanzaron la suma de 1,333 millones de dólares que constituyeron el Fondo Fiduciario de Desarrollo (FFD).
Con el alto costo de vida que sufren los panameños, incluidos los servicios públicos, parece dif�cil que la sociedad panameña acepte de buena gana la privatización total de la telefonía y la electricidad.
Sin embargo, hay una realidad en el caso de la telefonía fija: ya ha dejado de ser el gran negocio de antes, debido a que los avances como el internet hacen menos costosa la comunicación y además, la mayoría prefiere los celulares.
En cuanto a la energía. Detrás de la actividad se mueve una montaña de millones. Ya el consumo del país está alcanzando la capacidad de generación y se espera una mayor demanda con la construcción de rascacielos.
La Nación no puede despojarse sin mayor estudio de sus activos. Ya el Fondo Fiduciario ha sido pellizcado constantemente y su monto se ha reducido.
El tema de la venta de las acciones debe ser discutido ampliamente y no tomar acciones a la ligera.