El asesinato de un joven tras rendir declaración jurada en una Fiscalía de Colón, pone al descubierto la grave situación que se vive en la segunda ciudad del país. Resulta inexplicable que frente a las oficinas de las agencias de instrucción donde hay agentes antinarcóticos y miembros de la Policía Nacional destacados, se perpetre un homicidio a plena luz del día.
No se trata del primer incidente de ese tipo en Colón. Hace poco una turba ingresó a un despacho y por poco linchan a uno de los Fiscales.
Sucede que por años las autoridades se hicieron de la vista gorda ante el incremento de la violencia. Las bandas se tomaron varios puntos de la ciudad de Colón y las afueras; se asesinaba a diestra y siniestra y no se hacía el mayor esfuerzo para poner un alto. Ahora el asunto está fuera de control.
La propia sociedad también tiene su cuota de responsabilidad, porque se hace cómplice con su silencio, lo cual permite que los maleantes operen a sus anchas.
Ahora el problema ya no puede ser ignorado ni por las autoridades ni la sociedad, puesto que estos hechos se dan de forma tan frecuente que ya altos funcionarios y ex funcionarios han sido afectados y gran parte de la población conoce a alguien que ha sufrido un asalto, si es que no les ha tocado a ellos mismos.
Este debe ser un tema para diálogo nacional, entre el gobierno, y las fuerzas Viva, Crítica en Líneas del país. Una estrategia de combate a la inseguridad debe ir no solo por la vía de la represión y el castigo, sino de la educación y el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los panameños.