Sábado 10 de abril de 1999

 








 

 

Presidente venezolano da ultimátum al Congreso

Caracas
REUTERS

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dio el viernes un ultimátum al Congreso para que amplíe sus poderes o declarará un estado de emergencia con el que gobernará por decreto.

"O me dan la Ley Habilitante como quiero, o decreto la emergencia nacional y quedan pocos días para ello", dijo Chávez durante un discurso en la Academia Militar de Venezuela.

La llamada Ley Habilitante es un proyecto por el cual Chávez pidió al Congreso poderes para adoptar por decreto medidas destinadas a enfrentar la crisis que azota a Venezuela.

Las medidas incluirían reformas fiscales, presupuestarias, sociales y en el ámbito económico.

Opositores a Chávez dicen que si el presidente declara una emergencia nacional el Poder Legislativo quedaría prácticamente sin funciones, pues prácticamente gobernaría mediante decretos.

Pero hasta ahora Chávez, un militar retirado que esgrime un discurso de hondo contenido social, no ha especificado los alcances de la eventual emergencia, ni si conllevará una suspensión de las garantías constitucionales.

"El país se hunde y ésta es una responsabilidad que me dieron millones de venezolanos y yo la voy a asumir hasta sus últimas consecuencias", dijo el mandatario ante un grupo de oficiales y cadetes en un encendido discurso.

Un explosivo ajedrez político se planteó esta semana en Venezuela, al exigir el presidente Hugo Chávez al Congreso plenos poderes especiales para encarar la crisis económica, y la resistencia de una oposición que le advierte que no decrete estado de emergencia si no quiere complicar el referéndum constituyente programado para el 25 de abril.

La asamblea constituyente se convirtió en la principal oferta electoral de Chávez, quien propugna una "revolución democrática bolivariana" e insiste en que la constituyente será la plataforma para transformar de raíz el poder en Venezuela y eliminar el cáncer de la corrupción.

El joven presidente de 44 años, que como teniente coronel del ejército encabezó la rebelión militar del 4 de febrero de 1992, propugna una constituyente "plenipotenciaria" con poderes para remover al Congreso, reformar el poder Judicial, modificar lapsos de mandatos y aún contener referendos revocatorios de mandatos públicos.

Con esta propuesta, Chávez, en el poder desde el 2 de febrero tras ganar las elecciones a toda la clase política con más del 56% de los votos, arrinconó a sus adversarios que no encontraban salidas hasta que al mandatario no le quedó más remedio que pedir poderes especiales al Congreso para legislar por decreto en materia económica para encarar la grave situación del país.

Con un déficit fiscal de 9% (9.000 millones de dólares) del Producto Interno Bruto (PIB) por la severa baja de los precios petroleros desde fines de 1997, analistas concuerdan en que Venezuela se ha convertido en un polvorín social al cernirse la pobreza sobre el 80% de sus 23 millones de habitantes, y crecer el desempleo del 12 al 15% de los nueve millones que conforman la fuerza económica activa, la mitad de los cuáles están subempleados.

Estos poderes especiales, mediante una "ley habilitante" aprobada por el Congreso, ha sido la fórmula de los gobernantes venezolanos en los últimos 40 años para encarar las dificultades económicas de la nación.

Chávez presentó un conjunto de leyes financieras, tributarias, de nuevos endeudamientos externos, aduanera, concesiones de obras públicas, para posibilitar la fusión y redimensionamiento de ministerios, e instrumentos sociales.

El 25 de marzo, al prolongarse los debates en el Congreso en torno a la "habilitante", en mensaje a la nación, el mandatario criticó a los congresistas, aseverando que cada minuto de sus deliberaciones le costaba a la nación dos millones de bolívares en tributos sin cobrar.

En las 48 horas siguientes el Congreso aprobó la "habilitante" y sus voceros aseguraron que habían otorgado al presidente el 80% de los poderes especiales que pidió, pero la noche del último martes, en sorpresiva rueda de prensa, Chávez anunció que devolvía al Congreso el instrumento, al que calificó de "limitante" y "camisa de fuerza", subrayando que a ninguno de sus predecesores se le había puesto en tal situación.

Entonces deslizó que entre sus atribuciones constitucionales figura el declarar el estado de emergencia, previsto en la Carta Magna para casos de conflictos externos y convulsión interna.

No obstante, Chávez y sus ministros evitan toda confrontación frontal con la oposición socialdemócrata, democristiana y conservadora emergente, que en principio aseveró que no le concederían mayores poderes especiales.

El jueves, en encuentro con corresponsales extranjeros, el joven presidente de la Cámara de Diputados y vicepresidente del Congreso, el democristiano Enrique Capriles, soltó la clave política del enfrascamiento: si Chávez decreta la emergencia, se verá obligado a suspender garantías constitucionales lo que inhabilitaría el referéndum constituyente programado para el 25 de abril.

Para diversos analistas, en medio del desgaste político de Chávez, aún sumamente popular, la oposición encontró un medio para negociar su supervivencia ante la anunciada ola de transformaciones que se avecina, bajo la premisa del presidente de redimensionar a la clase política tradicional, y acabar con su presencia omnímoda en la vida de la nación.

Los observadores concuerdan en que el presidente se encuentra, a 46 días de asumir el poder, en una verdadera encrucijada: las convulsiones sociales empiezan a asomarse, en especial en la zona petrolera nororiental por la desocupación del sector ante las restricciones de producción (hasta 650.000 barriles por día desde este 1 de abril).

Además, a partir del 1 de mayo empezará a regir un incremento salarial del 20% en el sector público (1,3 millones), pese a lo cual la central obrera dominada por los socialdemócratas anunció presiones, incluso con movilizaciones callejeras, para negociar contratos colectivos.

Con su postura de no-represión, Chávez intenta ahora maniobrar con su "muñeca izquierda": asevera que existe el 99% de probabilidades de declarar la emergencia si el Congreso no le otorga plenos poderes especiales, pero abre resquicios al entendimiento, aseverando que existen señales del otro lado en esa dirección.

Si la próxima sesión conjunta de ambas cámaras le es adversa, aún puede apelar a la Corte Suprema de Justicia, y si tampoco progresa en esa instancia, le queda el decreto de emergencia, que sin duda trastocaría sus esfuerzos por mantener una imagen democrática y de tolerancia, destacan observadores políticos.

 

 

 








 

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