"El Pana", como lo bautizaron por su nacionalidad, recuerda que eran las 2: 00 p.m. cuando llegaron a la casa de un campesino en donde se pudieron bañar y tomar agua.
"En la selva conocí a Dios", él y la esperanza de volver a ver a mi familia me mantuvieron con vida. Estar secuestrado es algo horrible.