Dentro de ocho días, el mandatario Ricardo Martinelli será recibido por su colega estadounidense Barack Obama. Aunque fue una larga espera, al fin se dará ese encuentro que sin duda impulsará la ratificación del Tratado de Promoción Comercial (TPC) entre ambos países. La Casa Blanca mantuvo congelado ese documento y no es hasta ahora -por la presión de congresistas- que contempla enviarlo al legislativo norteamericano.
Lo cierto es que Panamá ha podido vivir sin el TPC. Nuestra economía es más saludable que la norteamericana y el apuro de Washington en la ratificación del TPC es -sencillamente-, porque perciben que tendrán algún beneficio.
La golpeada economía norteamericana requiere de más mercados para exportar sus productos. Panamá también tendrá ventajas, ya que varios rubros no cuentan ya con el tratamiento preferencial por el que gozaron por años.
Ya Panamá ajustó las legislaciones en materia laboral en las zonas especiales y promulgó el acuerdo de intercambio de información fiscal. No hay excusa válida para demorar la ratificación.
Panamá y Estados Unidos firmaron el 28 de junio del año 2007 el TPC en la sede de salón América de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero el documento se viene negociando desde el año 2004.
El acuerdo elimina barreras y aranceles para el comercio de productos y servicios de lado y lado. Ya fue ratificado por la Asamblea Nacional de Diputados de Panamá. Esperamos que la administración Obama aproveche la visita de Martinelli para presentar de una vez por todas el documento ante el Congreso y no busque tantas excusas para cumplir ahora su parte.