Lunes 22 de abril de 2002

 

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�Policía panameña en escándalo de armas?

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Jorge Luis Durán Pastrana
EL TIEMPO de Bogotá

El buque panameño Otterloo logró lo que en 1981 no pudo 'El Karina': ingresar a Colombia un gigantesco arsenal. Las armas fueron vendidas por la Policía de Nicaragua a un intermediario que aseguró representar a la Policía de Panamá, pero que fueron desviadas a territorio colombiano.

La bandera panameña del Otterloo entró en aguas colombianas la noche del 10 de noviembre pasado.

La embarcación había zarpado del puerto de Veracruz (México) dos semanas atrás con 23 contenedores repletos de pelotas plásticas. Al muelle colombiano llegaron igual número de recipientes pero en 14 de ellos, en vez de los juguetes, venían 3.000 fusiles AK-47 y 5 millones de cartuchos calibre 7,62 milímetros.

Un mes después, cuando las autoridades colombianas fueron alertadas de que a territorio nacional había entrado un poderoso arsenal, ya era muy tarde: Los camiones habían entregado su carga y los destinatarios no dejaron rastros.

Hombres de inteligencia de la Policía colombiana se infiltraron en algunos puertos. A la semana establecieron que el armamento, aparentemente, había sido comprado por la Policía de Panamá a su similar de Nicaragua y que en el momento de la entrega, fue desviado a Colombia.

Con esa información, inmediatamente la Policía integró una comisión de investigadores de la Dirección de Inteligencia (Dipol) para que estableciera el origen y el paradero del que es considerado el arsenal más grande que ha ingresado ilegalmente a territorio colombiano en toda la historia.

LA MANIOBRA EN EL BLUFF

En sus viajes entre los tres países, los investigadores de la Policía colombiana encontraron que el origen del arsenal se remonta a febrero del 2000, cuando una empresa privada aseguró a la Policía nicarag�ense que representaba a la de Panamá, interesada en comprarles un lote de armas.

El negocio se cerró a mediados de ese año y la entrega del arsenal se pactó para el 2001.

Cuando los investigadores colombianos fueron a contactar a la empresa intermediaria en el negocio, encontraron que esta solo existía en el papel, que tenía un domicilio inexistente, que, obviamente, no tenía nexos con la Policía de Panamá y que había falsificado toda la documentación y firmas requeridas para la compra de las armas.

En la reconstrucción del ilícito, los hombres de inteligencia de la Policía establecieron que la falsa empresa, al aproximarse la fecha de entrega del arsenal, compró en México un lote de pelotas plásticas.

El 19 de octubre pasado, el barco Otterloo, con siete tripulantes a bordo bajo el mando del capitán mexicano Jesús Fernando Iturrios Maciel, fue cargado en el puerto de Veracruz con 23 contenedores llenos de pelotas plásticas.

Una semana después,el Otterloo reportó daños mecánicos y ancló en Nicaragua para reparar la máquina.

Previamente, la empresa intermediaria había recogido el arsenal en la Plaza El Sol, de Managua, y lo había transportado hasta Puerto Rama, en el Atlántico nicarag�ense.

El 26 de octubre el buque fondeó en El Bluff (Nicaragua). Durante una semana se le hicieron al Otterloo las reparaciones.

Ese lapso, aseguran los investigadores colombianos, también se aprovechó para sacar 14 contenedores de pelotas, de 20 pies cada uno, y, en su remplazo, embarcar la misma cantidad de recipientes pero con 300 cajas de fusiles AK-47 y 3.493 cajas de cartuchos calibre 7,62 milímetros. En total, 3.000 armas y 5 millones de balas.

El Otterloo prendió máquinas el 2 de noviembre con rumbo, aparentemente, a Colón (Panamá).

El Otterloo jamás atracó en Colón, como efectivamente lo establecieron los investigadores colombianos. En cambio, el buque siguió hasta Turbo, donde fondeó el 10 de noviembre pasado y descargó los mismos contenedores con armas que fueron embarcados en territorio nicarag�ense.

Los hombres de inteligencia de la Policía colombiana establecieron que momentos antes de zarpar de territorio colombiano, el capitán Iturrios abandonó el barco, estuvo unos días en Barranquilla y luego se devolvió, vía aérea, a Panamá. El primer oficial, Carlos Alberto Aguilar Valdés, panameño, tomó el mando de la nave.

La Policía de Panamá obtuvo información, a finales de enero pasado, acerca de que estaban comprometidos en la comercialización del material bélico y abrió una investigación interna para establecer la autorización de la compra.

En esas indagaciones, las autoridades entrevistaron a algunos de los tripulantes del buque, quienes se hundieron en un mar de contradicciones que sacaron a flote las dudas de los investigadores colombianos y de ese país acerca de la legalidad de la travesía del Otterloo.

Por ejemplo, el jefe de Máquinas del barco, Jesús Ernesto Yejún Rodríguez, de nacionalidad mexicana, relató que en el itinerario entre Veracruz y Colombia nunca recogieron carga y que en Nicaragua solo pararon para reparar el barco.

Por el contrario, Jaime Humberto Pacheco López, marino timonel del Otterloo y también mexicano, afirmó que en Nicaragua cargaron el barco con 14 contenedores.

Sobre este caso, el director de la Policía de Panamá, Carlos Barés, no respondió las cinco llamadas telefónicas que le hizo EL TIEMPO.

En diciembre pasado, Miguel Antonio Bernal, ex asesor presidencial de Mireya Moscoso, la mandataria panameña, cuestionó que a la Policía se le hubiera autorizado la compra de cerca de 5 millones de dólares en armas. Según él, el material se adquirió pero no se sabe a quién y si en realidad llegó a ese país. La Policía también guardó silencio en esa ocasión.

�FINAL DE LA HISTORIA?

Actualmente, las autoridades colombianas siguen realizando tareas de inteligencia para establecer quién o cuál grupo tiene las armas y la munición. "Puede que el arsenal lo tenga la guerrilla, las autodefensas o un traficante internacional que lo guardó como estación de tránsito a otro lugar", aseguró un investigador.

En ninguno de los países hay detenidos por este multimillonario contrabando de armas.

RESPONDE PANAMA

El Consejo de Seguridad de Panamá, emitió un comunicado que no da muchos detalles de la investigación, pero advierte que para cometer el ilícito, los implicados "utilizaron documentación alterada y falsa, con la cual se pretendía hacer pensar que la carga en mención tenía como destino" Panamá. En la investigación interviene gente de Panamá, Colombia, Nicaragua y Estados Unidos.

Según el Consejo de Seguridad, el Ministerio Público tiene pleno conocimiento de este hecho, y "se encuentra realizando las investigaciones que ordena la ley".

 

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