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EDITORIAL
Tráfico de armas a Colombia
Está vinculado algún integrante de la Policía panameña al tráfico de armas desde Centroamérica hacia Colombia? Esta es una pregunta que se hacen algunos, sin que hasta el momento la duda, ese gusanillo imprudente que hace girar la rueda de la historia, haya quedado despejada.
Ayer la edición digital del diario El Tiempo de Bogotá, un medio que ha ganado respetable credibilidad en la comunidad internacional, y es puesto como ejemplo por los grandes diarios de América Latina y Estados Unidos, publicó un extenso reportaje en el que no se afirma nada categóricamente respecto al tema del protagonismo de los uniformados panameños en el tráfico de armas, pero revive la angustia de esa duda y hace surgir otra vez la misma pregunta: �Está algún policía panameño metido en el negocio ilícito del trasiego ilegal de armamentos?
El Tiempo describe, a través de la pluma genial de Jorge Luis Durán Pastrana, el periplo del cargamento de armas más grande que haya entrado jamás a Colombia, el cual salió desde Nicaragua y entró a territorio suramericano por Turbo. En el medio de toda la odisea están un barco con bandera panameña, el Otterloo, y una supuesta empresa intermediaria que dijo representar a la Policía de Panamá en la compra de tres mil fusiles AK-47 y 5 millones de balas. Fue la Policía de Nicaragua la que vendió el arsenal, según dice El Tiempo, señalamiento que es negado por los nicarag�enses.
Cuando las autoridades de la inteligencia colombiana se metieron a fondo en la investigación, descubrieron que la empresa intermediaria sólo existía en el papel, tenía un domicilio inexistente, y que había falsificado toda la documentación y firmas requeridas para la compra de las armas.
Algo más que se afirma en el reportaje de El Tiempo es que la empresa fantasma "obviamente no tenía nexos con la Policía de Panamá".
A los colombianos sólo les interesa quién en su país se quedó con las armas, si la guerrilla, las autodefensas o el narcotráfico. Aparentemente, les interesa muy poco si algún panameño está metido, aunque sería nefasto que así fuera.
Lo lamentable, otra vez, es el silencio que rodea este tipo de comentarios en la prensa internacional. Peor aún cuando la mayoría de los jefes de cuerpos policiales estuvo reunido en El Salvador, y aparecieron muy de acuerdo y cooperadores unos con otros. Sería una tragedia que estén formando una organización cómplice con conecciones en todo el istmo.
A las autoridades panameñas sí les debe interesar el asunto, y es urgente que se inicie una investigación a profundidad, e independiente del cuerpo armado para garantizar la neutralidad. Si una vez más este asunto queda en el silencio, se demostrará que los panameños estamos incapacitados para vivir en un mundo civilizado.
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PUNTO CRITICO |
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