El caso de abusos e incesto de Elisabeth Fritzl, en cautiverio durante 24 años en la ciudad austríaca de Amstetten y que tuvo siete hijos de su propio padre, comenzó en 1977, según las primeras versiones oficiales.
En aquel año su padre, Josef Fritzl, abusó sexualmente de Elisabeth por primera vez cuando ésta tenía 11 años.
A principios de los años 80, la joven comenzó el aprendizaje para un oficio y trabajó en una gasolinera de la autopista de Viena a Salzburgo, pero oficialmente desapareció en agosto de 1984 sin dejar rastro.
Según la reconstrucción de los hechos, cuando tenía 18 años se escapó de la casa, pero luego volvió y su padre la llevó al sótano, donde la maniató con esposas, y de donde ya nunca salió hasta hace pocos días.
En 1988 nació su primera hija, Kerstin. La joven fue llevada el pasado 19 de abril a un hospital local, donde se le detectó una enfermedad genética relacionada con el incesto y donde continúa en cuidados intensivos, debatiéndose entre la vida y la muerte.
En 1990 nació su hermano Stefan, que al igual que su hermana, probablemente tampoco vio la luz del día hasta que salió del sótano hace unos días.
Dado que el espacio en el escondite, de unos 60 metros cuadrados, era demasiado pequeño para los descendientes que seguían naciendo, "aparecieron" en la puerta de la casa Lisa, en 1992, y Monika, en 1993, a los nueve y diez meses de edad, respectivamente.
En 1996 nacieron gemelos, uno de los cuales murió al cabo de tres días y, según declaró la madre, su cuerpo fue incinerado en el jardín por Fritzl.
Su hermano gemelo, Alejandro, apareció 15 meses más tarde en la puerta de la casa, al igual que otros dos de sus hermanos.