La adolescencia es una de las etapas de nuestra vida donde se es más vulnerable a enfermedades como el acné, que afecta nuestra apariencia.
El acné es una enfermedad que, además de sus efectos físicos, tienen efectos emocionales. Y es precisamente, por estos cambios hormonales propios de esta etapa, por lo que se llega a este padecimiento que pueden marcar a un adolescente. El 95 por ciento de las personas sufre de acné por lo menos una vez en la vida, sobre todo en la adolescencia.
Según Mari del Lemm, dermatóloga del Instituto Médico Especializado, el acné es un proceso inflamatorio que normalmente se ve en la adolescencia y está básicamente mediado por un problema hormonal, un trastorno bacteriano en la piel y de secreción de sebo que produce lo que todo el mundo conoce como espinillas o barritos.
Por otra parte, es importante conocer qué causa el acné. Se conocen varios factores como: la actividad hormonal, como los ciclos menstruales en la pubertad. Estrés, causado por las descargas de las glándulas suprarrenales. Acumulación de células muertas en la piel. La irritación cutánea o cualquier forma de rascarse activará la inflamación.
Pero también hay que señalar que existen varios tipos de acné.
El acné suave -moderado puede ser generalmente tratado con productos que se compran sin necesidad de receta médica; sin embargo, los casos severos es mucho mejor que los traten los dermatólogos.
El acné leve es el más superficial, el menos visible por la cantidad pequeña de erupciones; es producido por la obstrucción del poro y por la acumulación de grasa o sebo en su interior.
En el tipo moderado, el paciente tiene diversas erupciones y granos, sin saturar el área afectada. Con el acné profundo, además de la obstrucción del poro, se produce una inflamación del pelo y de la glándula sebácea; lo que da lugar a los granos rojos profundamente arraigados, en ocasiones con pus, que duelen y que a la larga dejan cicatriz si no se realiza un tratamiento adecuado y oportuno.
�COMO ELEGIR EL MEJOR TRATAMIENTO?
En la actualidad se dispone de tratamientos efectivos para cada tipo de acné y el especialista debe seleccionar el más idóneo según el tipo de lesiones de cada paciente. Es casi una regla que los resultados del tratamiento no se verán antes de tres meses, pero el éxito ante el acné está casi garantizado si se siguen los cuidados al pie de la letra.
La dermatóloga recomienda que antes de comprar un producto se consulte con un especialista, para que este evalúe, y dependiendo del tipo de acné que presente la persona le recomiende el medicamento adecuado para la cura del mismo.
En los casos más graves en un adulto, generalmente se realiza un tratamiento con preparaciones que contengan isotretinoína, también un derivado de la Vitamina A.
BORRE LOS MITOS
- La comida no tiene nada que ver con el acné. Ni el chocolate ni la grasa lo producen, pero sí puede ser causado por sugestión al comerlos.
- A pesar de que las hormonas femeninas tienen fama de alborotarse con más frecuencia, está comprobado que tres hombres, por cada dos mujeres, sufren de acné más severo y por más tiempo.
- Broncearse no ayuda a "disimular" las cicatrices del acné, al contrario, las quemaduras del sol pueden aumentar la producción de grasa y la pigmentación de las lesiones.
- Lavarse la cara al menos dos veces al día con jabón y agua tibia. No se frote fuertemente con la toalla luego de lavarse la cara.
- El acné es una enfermedad que, además de sus efectos físicos, tienen efectos emocionales. Y es precisamente, por estos cambios hormonales -propios de esta etapa- que se llega a este temido padecimiento.
