La "conferencia ampliada" de países vecinos de Irak terminó con reproches al gobierno del chií Nuri al-Maliki y sin que se haya producido la esperada reunión entre los ministros de Exteriores de EE.UU. y de Irán.
Según un alto diplomático presente en la reunión, la conferencia se convirtió en un verdadero "tirón de orejas", especialmente de los países árabes, a Al-Maliki, por la deriva sectaria de su gobierno y su política considerada discriminatoria contra los suníes.
A la reunión asistían, por primera vez, no sólo los países vecinos más Egipto y Bahrein, sino el secretario general de la ONU, el de la Conferencia Islámica, los países más industrializados (G-8) y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Según fuentes diplomáticas árabes, Estados Unidos ha ejercido considerables presiones sobre los participantes para suavizar en lo posible el asunto de la retirada de las tropas.
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, señaló que "las fuerzas de la coalición están en Irak a petición del Gobierno iraquí y con la aprobación de la ONU".
Justo tras ella entró en la sala de prensa el ministro iraní Manucher Mottaki, que expresó exactamente la postura contraria: se mostró convencido de que la "ocupación" extranjera en países como Irak y Afganistán han conducido a un total fracaso, algo en lo que -dijo- incluso los partidos, los intelectuales y el pueblo de Estados Unidos están de acuerdo.
Mottaki y Rice han protagonizado un nuevo desencuentro en la cumbre: una posible reunión entre ambos era el acto más esperado de la cumbre, pero la entrevista no se produjo.