Viernes 7 de mayo de 1999

 








 

 


Serbios ven primera luz y esperan plan de reconstrucción

Belgrado
EFE

Además del fin de la guerra que puede suponer el acuerdo alcanzado ayer, jueves, por el Grupo de los Ocho, los serbios esperan ser beneficiarios de una especie de Plan Marshall que se perfila para los Balcanes.

El plan de paz acordado en la ciudad alemana de Petersberg por los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los Siete países más industrializados y Rusia incluye una promesa de "esfuerzos palpables para el desarrollo económico y la estabilización" de la región.

Ese punto parece recoger la idea rusa de un plan de reconstrucción de la Yugoslavia de posguerra.

El ex alcalde de Belgrado y líder de la oposición liberal, Zoran Djindjic, consideró ayer "trágico que después de la guerra la población civil sea abandonada en un país destruido y aislado".

"No es suficiente que la comunidad internacional ayude a reconstruir lo que han destruido los ataques", dijo Djindjic en una entrevista concedida a la cadena BBC y difundida por la agencia serbia Beta.

Según Djindjic, la Yugoslavia de posguerra debería ser declarada "zona de interés especial para Europa" y recibir ayuda económica para el desarrollo de sus instituciones democráticas y su retorno a la familia europea. Las cifras divergen en Belgrado sobre el daño causado por la destrucción de industrias e infraestructuras en 43 días de ataques de la Alianza Atlántica.

El presidente de la Unión de Sindicatos de Serbia, Tomislav Banovic, cifró ayer las pérdidas en 100.000 millones de dólares y en medio millón las personas que se han quedado sin trabajo debido a la destrucción de sus empresas por los proyectiles aliados.

Su camarada Radoslav Ilic, jefe de la Unión de Sindicatos Independientes de Yugoslavia, acusó a Occidente de no haber permitido que los trabajadores yugoslavos levantaran cabeza al añadir una guerra devastadora a los años de sanciones durante el conflicto de Bosnia.

"Yugoslavia está al borde de una catástrofe humanitaria y ecológica", dijo Ilic.

La Cruz Roja Yugoslava dijo que tres de los diez millones de habitantes del país necesitan ayuda proveniente de fondos sociales.

Antes de la guerra, en Yugoslavia había casi un millón de desempleados y los trabajadores recibían tarde y mal sus magros salarios, de unos 100 dólares mensuales.

El Gobierno de Serbia aprobó ayer un plan a corto y largo plazo de para la atención a los desempleados y la reconstrucción de las empresas destruidas. "Los medios para la realización del programa están garantizados por fuentes adicionales reales", afirmó el Ejecutivo en un comunicado, en el que no precisa cuáles pueden ser esas fuentes en un país arruinado como Yugoslavia.

De momento, todos los recursos del país están puestos, por decreto, al servicio de la Defensa y los trabajadores son obligados a producir y entregar todo aquello que requiera el Ejército.

Los aviones de la OTAN han destruido en seis semanas varias decenas de empresas, entre ellas refinerías, petroquímicas, de maquinarias y vehículos, además de medio centenar de puentes, 12 vías de ferrocarril, cinco autopistas y otros tantos aeropuertos, según datos sindicales. En las últimas 24 horas fueron destruidas la fábrica "Energogas" de la ciudad meridional de Nis, y "Radioton" de Lipljan, en el sur de Kosovo, que estaba recién levantada y debía haber comenzado a funcionar el pasado primero de mayo.

La Unión Auto-Motor de Serbia informó ayer que "una buena parte" de las carreteras del país están destruidas o dañadas, e instó a no viajar por ellas bajo alerta de ataques para evitar más víctimas.

En la región septentrional de Novi Sad, el Gobierno cifró ayer en 6.000 millones de marcos alemanes (unos 39 millones de dólares) los daños causados por la OTAN a 23 de sus empresas, sobre todo las de las castigadísimas Novi Sad, Pancevo y Kuli.

Danijel Cvjeticanin, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Belgrado, calculó en 50.000 ó 60.000 millones de dólares los daños ocasionados al país por los bombardeos aliados.

Cvjeticanin se mostró escéptico sobre la posibilidad de que Yugoslavia salga beneficiada del nuevo "Plan Marshall".

Según el economista, todo dependerá de si el país es escogido como "mercado", lo que redundaría en inversiones, o como simple "fuente de recursos o polígono militar".

Cvjeticanin recordó que ya antes de la guerra, Yugoslavia estaba muy necesitada de capital extranjero, que el Gobierno había cifrado en 1998 en 1.000 millones de dólares, que nunca llegaron debido a la crisis en Kosovo. "Después de esta guerra, el capital puede sentirse poco seguro o poner condiciones (para la inversión) muy duras para Yugoslavia", advirtió.

 

 

 






 

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