Sábado 8 de mayo de 1999

 







 

 

A 10 años del asesinato del padre Nicolás Van Kleef

Delsi Sánchez Madrid
Chiriquí- EPASA

Faltando 15 minutos para iniciar la misa el día 7 de mayo de 1989, fecha de la celebración de las elecciones en la República de Panamá, una bala le dejó herido de muerte, a un hombre que hacía 24 años estaba postrado en una silla de rueda.

Nicolás Van Kleef, un sacerdote de nacionalidad holandesa murió el 8 de mayo de 1989 cuando un miembro de las extintas Fuerzas de Defensas le disparara en la cabeza, solamente por anunciar en la comunidad de Santa Marta, distrito de Bugaba que en 15 minutos empezaría la misa que nunca pudo realizar.

Debido a la dictadura militar instaurada en la República de Panamá, Van Kleef, se cercioró y pidió permiso a las autoridades policivas para anunciar con un alto parlante, como siempre lo hacía, la hora de la misa dominical, se quizo disculpar a quien cometió el terrible crimen, pero para eso no hay disculpas, se le quitó la vida a un ser humano indefenso e inofensivo, quien sólo quería ayudar a que las personas se reconciliaran con Dios.

El padre Teodoro Ríos, párroco de la Iglesia Inmaculada Concepción en Bugaba, nos comenta que Van Kleef se inclinó por el sacerdocio misionero, a raíz de que un tío suyo era misionero en Guatemala. Al ser ordenado sacerdote en 1963, viajó a Guatemala, luego en 1965 arriba a Panamá.

Ríos señala que al poco tiempo de haber llegado a la provincia de Veraguas sufre un accidente que lo deja postrado en una silla de ruedas. Por la gravedad de las heridas es trasladado a Holanda, donde permaneció mucho tiempo en un hospital, recibiendo atención médica especializada, que le ayudó a recuperar los movimientos de los brazos y con su inteligencia pudo salir adelante, al punto que conducía su propio auto, el cual fue acondicionado para ser manejado, tomando en cuenta su discapacidad física.

El estar en silla de ruedas no le resta vitalidad a este padre, quien hacía todo lo que estuviera a su alcance, celebraba todas sus misas, predicaba la palabra de Dios, aconsejaba a la gente que así se lo pidiera, no era un hombre que se queda "echado" para que los demás lo atendieran, todo lo que él podía hacer, el lo hacía ya que no le gustaba que nadie hiciera las cosas por él.

Van Kleef tenía gran iniciativa para efectuar trabajos de electrónica. Además de llegar muy temprano a las diferentes comunidades donde celebrara sus misas, circulaba por todo el sector anunciando la misa.

En la provincia de Chiriquí trabajó en la comunidad de Alanje y luego en Santa Marta donde ofrendó su vida en beneficio de los más humildes a quienes Van Kleef consideraba mucho.

Este tulipán holandés que vivió por 24 años en Panamá, aprendió nuestra cultura y compartió con los panameños momentos buenos como también momentos malos y solamente por llevar la palabra de Dios a sus semejantes, una bala le arrebató la vida. Asimismo daba consejos a los jóvenes y nunca se le veía de mal humor a pesar de estar en una silla de rueda.

Cada año los feligreses y los sacerdotes realizan una caminata desde la Iglesia de la Inmaculada Concepción en Bugaba hasta la comunidad de Santa Marta, donde yacen los restos mortales de este cura; que con su genuina forma de ser, cautivó el corazón de muchas personas, que vieron en él a un hombre que hacía honor a su frase preferida "quiero ser buena noticia y no una mala".

Nico, como le recordamos quienes le conocimos, te aseguramos que hoy estas morando al lado de nuestro Creador y desde allí te pedimos sigas siendo la buena noticia que fuiste aquí en la Tierra.


 

 



 

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