Dicen que "los hombres mueren, cuando se les olvida", pero aquellos que dejan la savia fecunda que trilla por caminos, convirtiéndose en hermosas frutas, jamás morirán, porque siempre estarán en nuestros recuerdos, como el connotado periodista Rafael Núñez Zarzavilla, (Rafnuzar) quien nos abandonó por la llamada del Señor, hace algunos años, en la plenitud de su vida. Sobre ese particular decía "Olcelse" que lo único perdurable en la vida y que forma parte de su prolongación, es tu actuar en el mundo terrenal y el recuerdo que tendrán de ti, al ausentarte para siempre.
Rafael Núñez Zarzavilla, fue un maestro para diversas generaciones de periodistas que laboraron con él en medios impresos como "La Nación", "La Hora", y "El Matutino", donde ocupó posiciones de periodista, editorialista, jefe de redacción, director y donde dejó en cada uno, una estela de realizaciones que le permitieron el reconocimiento de toda una colectividad, ya que como "comunicador" estaba compenetrado y al lado de aquellos que nada tienen. Su pluma fustigante estuvo siempre del lado de los desposeídos, defendiendo sus inalienables derechos, cuando trataban de cercenárselos o pugnaban por arrebatárselos, como parte de un escenario injusto, producto de una desequilibrante situación que llegaba a pobreza y pobreza extrema, debido a una mala distribución de la riqueza.
Con Rafael cambiamos impresiones, muchas veces en el "Coca Cola", o por lo que es hoy "La Peatonal", aconsejándome siempre, que el periodista debe ser objetivo y objetivo también en el manejo de la información que le brinda al público, sin olvidarnos de las raíces de donde procedemos.
Hoy, en la calle 14 oeste, en la parte trasera de la Iglesia de Santa Ana, hay una placa de bronce, en donde la Junta Comunal le hace un reconocimiento a sus ejecutorias como periodista comprometido con el cambio social y sustentado por el Acuerdo No. 4, del 28 de enero de 1985 que presentó al pleno del Consejo Municipal, Ricardo Meneses Sosa, representante en ese entonces del corregimiento de Santa Ana.