TEMAS DE ACTUALIDAD
Agonía y deber...

Jorge Prosperi

Cuando iniciamos la publicación de estas "opiniones" en el diario que el doctor Harmodio Arias Madrid (q.e.p.d.), convirtió en faro de luz que habría de señalar el camino de la decencia, a través del periodismo, lo hicimos en el convencimiento de que afrontaríamos sinsabores y desengaños; de que tendríamos que luchar, como antes contra la indiferencia de muchos por los problemas del país.

Mi columna de entonces "Ecos de la Gleba" recogía el ímpetu, la agresividad de los años mozos de un debutante que no abandonaría jamás este ingrato oficio nuestro, donde no hay posibilidades de hacer fortuna, honradamente, y por el contrario, se vive es la perenne tensión de la cobertura noticiosa.

Sin embargo, estamos satisfechos de la labor realizada hasta ahora. Hemos escrito verdades que arden; hemos desenmascarado a individuos que se pasean por esas calles de Dios con el alma ennegrecida por toda clase de violaciones a la moral y a la Ley.

Nuestra vida es un libro abierto. Hemos procurado en todo momento transitar por la senda del bien, en paz con el Señor y con los hombres. Nada tenemos que ocultar a la sociedad. Ojalá muchos en este país pudiesen decir lo mismo. Muchos -repito- que han hecho de esta pobre Patria un filón para sus propios beneficios, a base de engaños, de traiciones al pueblo y de una continua cadena de latrocinios. Ni un sólo gesto de dignidad, ni un solo servicio a la comunidad en que se agitan. Viven en constante ansia por hacer las reglas de la moral y de la honradez.

El ejercicio de mis responsabilidades profesionales me ha dado oportunidad de tomar posición junto a los ideales democráticos. No uso la careta de la objetividad ni de la hipócrita neutralidad, soy un militante por las libertades del hombre, por el nacionalismo integral, por la sociedad abierta que ofrezca alternativas a su gente más humilde. Sin embargo, para no subordinar el penacho de mi fervor democrático a ninguna empresa, he deambulado indistintamente, levantando trincheras, polémicas, allí, donde encuentro una tribuna propicia.

En tiempos difíciles, en los cuales el terrorismo, la violencia y la subversión amenazan la paz colectiva, el periodismo como punto de referencia y orientación cotidiana deberá tomar mayor fuerza y determinismo del que suponemos. La manipulación de las noticias influyen en nuestras vidas con un impacto superior a cuanto pudiéramos sospechar.

La inmoralidad y la influencia política, fueron, con honrosas excepciones, las únicas credenciales para ejercer puestos públicos. Nos damos cuenta, con el corazón oprimido, cómo el haber moral de la República muestra un saldo en rojo que debe desaparecer si es que en verdad deseamos ocupar un sitio preponderante en el escenario del mundo.

Para nosotros el periodismo es "agonía y deber". No entreguismo bochornoso ni compra-venta de adjetivos almibarados. Hay mucho de dolor, de angustia que necesita canales para golpear la sensibilidad de las mayorías, en esta profesión nuestra. Hay mucho pueblo cautivo que necesita que hablemos por ellos para que su tragedia, al igual que la nuestra, no quede silenciada en medio de la propaganda y la desinformación.

 

 

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Edecán del Presidente Arnulfo Arias es exiliado durante los sucesos de Octubre de 1968


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, trato de engañar a las personas


OPINIONES

 

PRIMERA PLANA | PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | VARIEDADES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


 

 Copyright 1995-1999, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.