ABRACADABRA
"¡Constituyente ya!"
"Es hora de que Mireya Moscoso y la Unión por Panamá
prueben su liderazgo y su compromiso democrático"
Carlos Guevara Mann
La Constitución es
el documento fundamental que señala los fines para los cuales está
constituido el Estado e indica los medios para lograr esos fines. Debe ser
democrática, producto de la participación de toda la ciudadanía,
a través de las deliberaciones de una Asamblea Constituyente.
Sin una Constitución democrática, no hay posibilidad de
lograr lo que es necesario para procurar la felicidad de la población:
libertad, equidad, justicia social, desarrollo humano sostenible.
La Constitución que actualmente tenemos no es democrática.
Tampoco es producto del consenso social. Promueve la mediocridad y la
corrupción en la Asamblea, el Organo Judicial, el sistema electoral
y otras agencias del Estado. Restringe la participación ciudadana
y niega derechos esenciales.
Encima, fue impuesta por los militares. Producto del golpismo de los
delincuentes que en 1968 se apropiaron del poder público, es incapaz
de garantizar la armonía que requerimos para promover el desarrollo
nacional. Mientras sigamos con la constitución que tenemos, no habrá
posibilidades de mejorar las condiciones de vida de la población.
La necesidad de corregir los cimientos legales de la República,
mediante la convocatoria de una Asamblea Constituyente democrática,
ha sido identificada, hace mucho tiempo, por las principales mentes del
país. Recientemente, luego de su contundente triunfo en la elección
presidencial del 2 de mayo, la presidenta electa ha anunciado que convocará
a una Constituyente, con el fin de resolver, de una vez por todas, el principal
problema institucional de la República.
La oposición del PRD no se ha hecho esperar. Los más nefastos
voceros del oficialismo en la Asamblea - los mismos legisladores que durante
los últimos 5 años han aprobado cuanta medida perjudicial
concibió el torodictador - han dicho que no permitirán que
se convoque una Constituyente y que, si Mireya Moscoso insiste en su propósito,
la enjuiciarán.
Otras voces han surgido para seguirle el juego al PRD. Producto de su
ignorancia o de sus simpatías oficialistas, el presidente de la Cámara
de Comercio, Manuel José Paredes Arias, ha emitido declaraciones
que no corresponden ni a la realidad de la Nación ni a la trayectoria
de esa Cámara en defensa de la democracia, la justicia y la libertad.
Según El Panamá América (16 de mayo), Paredes declaró:
"el gobierno entrante debería preocuparse más por los
problemas que hay, que por una reforma a la Constitución", como
si el principal problema institucional del país no lo fuera la vigencia
de una Constitución autoritaria, que promueve la mediocridad y la
corrupción.
La actitud del PRD es comprensible. Una constituyente democrática
expediría una nueva Constitución, que pondría fin al
dominio perverso que ese partido ha ejercido sobre la República durante
25 de los últimos 30 años.
Una Constituyente balancearía más adecuadamente el poder
público entre los distintos órganos del Estado y los municipios.
Reconocería mayor iniciativa y derechos a la ciudadanía,
para que los habitantes del país pudiésemos participar, más
directamente, en la toma de decisiones que nos afectan.
Introduciría medidas que procurarían que los órganos
del Estado, incluyendo la Asamblea, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal
Electoral y la Fiscalía Electoral, estuviesen integrados por individuos
probos y capacitados, auténticos representantes del pueblo panameño,
no por la mafia mediocre y corrupta que actualmente los ocupa.
Por eso, el PRD y los sectores que lo apoyan no quieren Constituyente.
Los que votamos por un cambio el 2 de mayo, sin embargo, no tenemos por
qué aguantarnos el obstruccionismo del PRD.
Es hora de que Mireya Moscoso y la Unión por Panamá prueben
su liderazgo y su compromiso democrático. Es ahora cuando hay que
demostrar quién tiene el apoyo popular y promover un cambio fundamental
en la organización del Estado. Luego será tarde.
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