El presidente electo Martín Torrijos Espino debe anunciar en breve los nombres de las figuras que integrarán su equipo de gobierno. El pueblo quiere caras nuevas y gente que proyecte honestidad y capacidad para desempeñar las tareas que se les asignen.
Torrijos recibió un amplio mandato popular y la sociedad aspira, quizás de manera exagerada, que su administración resuelva los graves problemas que enfrenta el país.
No será una tarea fácil. Panamá tiene problemas estructurales y los cambios que se produzcan afectarán a sectores, que se resisten a perder beneficios o conquistas.
Al mismo tiempo hay que ser claros que un buen empresario no necesariamente puede convertirse en un buen ministro o excelente director de institución. Muchas veces la burocracia acaba por absorber las buenas intenciones del funcionario, que al cabo de pocos meses, olvida el empuje que trajo al momento de su llegada.
El manejo de la deuda pública, las reformas a la Caja de Seguro Social, el desempleo, la apertura comercial y la crisis que ha generado el alza en los
precios del petróleo, serán temas que deberá atender con prioridad el nuevo presidente.
La población debe estar clara. Torrijos no tiene una varita mágica para resolver todos los problemas y la oposición deberá darle un compás de espera para que el presidente se ejercite en el cargo.
Hay quienes hablan de una luna de miel, que se le ofrece cada quinquenio al presidente que asume el poder. En realidad son 100 días que se le otorga
al nuevo mandatario y en ese lapso deberá emprender las acciones más importantes de su plan de gobierno. �Dejarlo para después será más difícil!