EDITORIAL
Deterioro oficial
Las graves denuncias presentadas
ayer por la Licda. Enriqueta Davis contra la ministra Mariela Sagel sobre
anomalías en el sistema penitenciario, pone de manifiesto el creciente
deterioro oficial en los pocos meses que aún le queda al gobierno
de turno.
El asunto del arresto de la banda de la Dirección de Aduanas que
operaba en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, también es una
fea mancha sobre la justicia panameña, ya que es inconcebible que
al cabecilla de estos facinerosos y al resto de los forajidos le hayan dado
una medida cautelar a pesar de ser confesos de su delito.
En enésimas ocasiones turistas que llegaban a Panamá para
hacer compras en la Zona Libre, fueron asaltados con toda impunidad y, sin
embargo, las autoridades muestran una flexible complicidad y no sancionan
severamente a personas que debieran estar en prisión.
El sonado caso de los PARVIS también ha estremecido la conciencia
ciudadana, la que se mantiene vigilante porque se pretende exonerar de responsabilidad
a altos funcionarios del Ministerio de Vivienda que debieron conocer de
la pérdida de materiales de esa institución. El robo de gasolina
en Santiago de Veraguas y las nuevas irregularidades detectadas en la Caja
de Seguro Social se suman a las denuncias contra funcionarios del Gobierno
Nacional que con todos estos desmanes todavía desarrollan tácticas
dilatorias y argucias para seguir en el poder.
Razón tienen algunos miembros del nuevo gobierno en mirar con
desconfianza ciertos movimientos políticos que se están dando
en las altas esferas gubernamentales, como si se tratara de acomodar los
"cuadros" del partido que pronto estará en oposición.
Este quinquenio ha sido desafortunado por la gran cantidad de privatizaciones
y el pueblo quiere que pase esta pesadilla, sobre todo, por el empeoramiento
de los servicios básicos de luz y teléfono. Estas fueron mentiras
engañosas e ilusiones que le vendieron a nuestro pueblo y de allí
el pase de factura que le dieron al gobierno perredista en el referéndum
y en las elecciones.
Es una lástima que este gobierno que abrió carreteras y
rutas para el progreso, no se apartó de su criterio empresarial,
por lo que fracasó estrepitosamente en la parte social, provocando
desencanto en el pueblo panameño. Lamentablemente, la soberbia y
la tozudez obnubilaron a muchos funcionarios y la insensatez fue la característica
de esta cúpula de servidores públicos que no supieron marchar
al ritmo de la historia.
Los últimos días del gobierno perredista están salpicados
del lodo del escándalo, dejando manchas indelebles. Ojalá
que los personeros del nuevo gobierno aprendan las lecciones de este accidentado
régimen perredista que ha fracasado, precisamente, por gobernar de
espaldas al pueblo.
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