LAS BOMBAS LACRIMOGENAS LO HICIERON LLORAR
El día
que George Bush no pudo hablar en Panamá
Redacción
Crítica
en Línea
Hace
siete años, el presidente estadounidense George Bush no
pudo pronunciar un discurso en la Plaza Porras. Con lágrimas
en los ojos ocasionados por los gases lacrimógenos que
lanzó la Policía Nacional, el mandatario de la
nación más poderosa del mundo tuvo que ser evacuado
fuertemente protegido por agentes del Servicio Secreto norteamericano.
Los hechos ocurrieron el 11 de junio de 1992. Un día
antes había sido asesinado en Chilibre el soldado del
Comando Sur, Owell Zak Hernández y otro, Ronald Marshall
fue herido, con disparos de AK-47.
George Bush había llegado a la Plaza Porras a las 2:40
p.m. en compañía de su esposa Bárbara. En
los predios de la avenida Perú había panameños
que saludaban la visita, pero también existía un
grupo, primordialmente miembros del PRD, que protestaba por la
llegada al país del hombre que había ordenado la
invasión del 20 de diciembre de 1989.
El hombre que ostentaba entonces el poder en la Casa Blanca
había arribado poco antes del mediodía al aeropuerto
de Tocumen, luego abordó un helicóptero "Hércules"
del Comando Sur, que escoltados por otras cuatro naves de ese
tipo, lo trasladaron al terminal de Paitilla, donde lo recibió
el mandatario Guillermo Endara y sus Ministros. Posteriormente
hubo una reunión de dos horas en el Palacio Presidencial.
Posteriormente comenzó "El Encuentro de Amigos"
como se había denominado acto de la Plaza Porras, que
al final resultó un bochorno. Bush no pudo ni decir buenas
tardes. El parque había sido adornada con banderas de
Estados Unidos y Panamá y la tarde era animada con cánticos
del Coro Polifónico de Colón.
De repente estallaron los disturbios . Los escoltas de George
Bush armados con fusiles automáticos lo tomaron del brazo
e hicieron un escudo humano hasta introducirlo en una limosina
blindada que lo trasladó hacia Albrook.
Tras la retirada, recrudecieron los los enfrentamientos entre
manifestantes y policías panameños. Todavía
se recuerda cuando la legisladora Balbina Herrera abrazó
a un joven y rodó por el piso, para evitar que los antimotines
lo arrestaran.
El panorama era diferente en la base aérea de Albrook,
allí el jefe del Ejecutivo norteamericano fue ovacionado
por miles de sus compatriotas residentes en las bases del Comando
Sur.
Bárbara y yo "jamás olvidaremos la calurosa
bienvenida" que le dispensaron los panameños y advirtió
que ningún "minúsculo grupo de izquierda"
le haría cambiar de opinión.
En su discurso, Bush destacó que los días del
dictador Manuel Antonio Noriega habían terminado y les
recordó a los panameños la necesidad de construir
la democracia que no fue fácil lograr.
Tras culminar la visita presidencial, en Panamá se
iniciaron las recriminaciones. La alcaldesa Mayín Correa
acusó a la Policía Nacional de sabotear los actos.
El Ministerio Público inició una investigación
de los hechos y al final el caso fue archivado.
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