IMPONENTE FIESTA DE FUTBOL
Inicia el Mundial Francia 98
Panorámica del impresionante desfile de inauguración.
Mort Rosenblum
París - AP
Francia se sumergió ayer
finalmente en el ambiente de una Copa del Mundo, con un espectacular desfile
que tuvo su punto máximo en el paso por las principales calles parisinas
de gigantes muñecos de acero.
Las celebraciones prácticamente desbordaron París, un día
antes de la inuaguración del último mundial del siglo y el
el que Francia pretende dejar una huella marcada para la historia.
Pero en los días previos al Mundial, la huelga de la aerolínea
nacional y el escaso entusiasmo con que los franceses han tratado el campeonato
le han restado cierto brillo al evento.
Unas lluvias disperas pudieron entorpecer las celebraciones que se prolongaron
hasta la noche.
Los gigantes, con las figuras de un aborigen americano, un africano,
un asiático y un europeo, desfilaron por las calles de París,
en un despliegue multicultural que los organizadores describieron coo el
espíritu de lo que simboliza el Mundial.
Al compás de música popular y la escolta de 4,500 acompañantes,
las figuras de 20 metros tomaron diversas rutas para converger en el Paclacio
de la Concordia.
"Queremos mostrarle al mundo que el fútbol está al
alcance de todos y que nadie es su dueño particular", dijo Jean-Pascal
Levy-Trumet, el reador del desfile, denominado "La Fiesta del Fútbol".
Desde el amanecer los parisinos se encontraron con los cuatro gigantes
ubicados en varios de los sitios turísticos más conocidos
de la capital francesa, como la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo.
Además, la ciudad se vio inundada por el flujo de bulliciosos
fanáticos de los 31 países que, junto con Francia disputarán
el Mundial, así como miles de cualquier rincón del mundo.
Pero la presencia de escoceses no pudo pasar inadvertida. Al menos 20,000
cruzaron el canal que los separa de Francia para estar en París y
apoyar a su equipo que enfrentará a Brasil en el partido inaugural
en Saint Denis.
Mientras los visitantes extranjeros se mostraban extasiados por las celebraciones,
los anfitriones parecían ignorar el torneo, molestos incluso con
las medidas estrictas de seguridad, los embotellamientos de tránsito
y la exuberancia de los turistas.
Con todo, las tiendas de París se vieron benficiadas por las compras
de recuerdos y cualquier tipo de material sobre Francia 98. Los más
populares son los peluches de la mascota del Mundial, un gallo bautizado
como "Footix" y las camisetas.
Jean-Pierre Arnal, el dueño de una ferretería en los Campos
Elíseos , se encogió los brazos al ser preguntado sobre si
se sentía involucrado por el entusiasmo. "Supongo que es algo
bueno económicamente".
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