EDITORIAL
Los 4 jinetes del apocalipsis y una separación ficticia
La inagotable fertilidad
del genio popular, con ese sentido agudo de la crítica cuando se
siente víctima de un engaño, ha llamado a cuatro ministros
de Estado, "separados" de sus cargos temporalmente, los cuatro
jinetes del Apocalipsis, por lo que el pueblo intuye que siguen manteniendo
el mismo grado de influencia en sus carteras.
La "separación" de esas posiciones es para hacer política,
ya que se dedicarán a tiempo completo para apoyar las aspiraciones
reeleccionistas del Presidente de la República o la opción
inminente de que oficialice la modalidad de candidato Presidente, sin que
renuncie a su cargo.
Esto, por supuesto, ha caído muy mal en la comunidad. Es chocante,
porque se insulta la inteligencia de un pueblo que los oficialistas estiman
que es tarado, sin darse cuenta que ellos y sus jefes son los que hacen
el ridículo tratando de engañarse ellos mismos y pensando
que engañan al pueblo con la farsa de la separación de sus
cargos.
Se nota que el oficialismo no ha aprendido nada del gran maestro de la
política que es el presidente del Partido Liberal Nacional, don Raúl
(Beby) Arango, quien sí renunció de verdad del Ministerio
de Comercio e Industrias para atender a su colectivo político, por
lo que a él no se le hacen los cuestionamientos que a los ministros
del apocalipsis que simulan estar afuera de sus respectivos ministerios,
cuando siguen aferrados a la ubre gubernamental.
Mientras el señor Arango les dio una lección de moralidad
política renunciando del todo al MICI, los cuatro ciudadanos que
siguen gravitando en la órbita gubernamental se preparan en el lapso
de noventa días, a volver a sus posiciones una vez fracasada la aventura
reeleccionista que le cuesta una fortuna al pueblo panameño.
Los 4 jinetes del Apocalipsis, que ya avanzan cabalgando en el horizonte
del país istmeño son: el hambre, la peste, la guerra y la
muerte, una visión que no es extraña en nuestro medio, sobre
todo cuando la calidad de vida del panameño se sigue deteriorando
más por la extrema pobreza y el desempleo creciente.
A los que gobiernan tenemos que decirles que no nos ha sorprendido la
farsa y estimamos que debe haber un quintacolumnista dentro de los asesores
del Gobierno y es el que recomendó esta errática decisión
de pretender engañar al pueblo con esa ficticia separación
de los ministros. Y agrava este hecho el que sacrifiquen la eficiencia para
hacer política, algo que no tiene precedentes en nuestra historia
republicana.
Debemos suponer que a los artífices del "Sí"
en el referendo les pusieron una cáscara de guineo porque no se explica
tanta miopía política de considerar que a este pueblo, que
ha madurado mucho en materia política, se le pueda sorprender y engañar
de esta manera tan pueril. Definitivamente el destino les jugó una
mala pasada de ser víctimas de su propio engaño.
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