Una gelatina para uso dietético ha causado alarma nacional y ha debido ser retirada del mercado por órdenes de las autoridades ya que tenía incluido en su fórmula el ciclamato de sodio, una sustancia sustituta del azúcar, prohibida en nuestro país desde octubre de 1971.
La Autoridad Panameña de Seguridad Alimentaria, creada por la actual administración gubernamental, ha comenzado a demostrar su eficiencia con el caso aludido y poco antes lo ha hecho con el asunto de las pastas dentales que contenían dietilenglicol, tóxico también presente en un grupo de medicamentos que provocaron al menos cien muertes de pacientes de la Caja de Seguro Social.
Este producto light era vendido en importantes centros de expendio de alimentos del país, lo que demuestra la existencia de una cadena de irresponsabilidades cuyo primer eslabón podría ser un inescrupuloso importador, seguido por la Dirección de Aduanas que permite el ingreso del producto sin registro sanitario, así como también el comerciante y, finalmente, el consumidor que tampoco repara en detalles de esta naturaleza.
Es importante señalar que el ciclamato de sodio pertenece a los potenciadores del sabor utilizados en sopas, salsas, gelatinas, gaseosas y productos dietéticos.
Según se ha dicho, esta sustancia podría actuar como estimulador del crecimiento de células cancerígenas y su uso se ha prohibido como aditivo en los alimentos en países como Estados Unidos, Japón e Inglaterra.
Esta contaminación de alimentos con ingredientes prohibidos se da en un momento en que la justicia panameña adelanta investigaciones para establecer quiénes son los responsables de hechos como el referido anteriormente..
La globalización ha motivado la apertura de los mercados y pareciera que impera el lucro por encima de la salud de los habitantes y consideramos que la Autoridad Panameña de Seguridad Alimentaria está jugando su papel y debe ser fortalecida con bases jurídicas en coordinación con las entidades encargadas de hacer cumplir las leyes.
En Panamá tenemos una zona de libre comercio donde los productos que ingresan al país deben estar sometidos a las más rigurosas medidas de revisión de parte de los empresarios y funcionarios, porque nuestro prestigio se encuentra comprometido y podrían perjudicarse los negocios en el ámbito internacional.
Al parecer, la justicia panameña está diseñada para dar vueltas en círculos y buscar culpables, mientras que en algunos casos ocurre como con este edulcorante que ya fue prohibido en la década de los setenta del siglo pasado, pero que debido a la impunidad reinante los riesgos que corre el pueblo cada día son más numerosos.
