En medio de la crisis en la que estaba inmersa la Policía Técnica Judicial (PTJ) como que ha pasado a segundo plano la captura de cerca de 1, 000 cajas de refrescos con cocaína líquida, que iba a ser enviada a Europa.
El hecho revela que al menos debe existir una instalación industrial para llevar a cabo ese empaque sofisticado para camuflar la ilícita mercancía. Al mismo tiempo se expone a un peligro de muerte a niños y adultos a los que equivocadamente le llegue ese refresco y lo ingieran sin conocer su contenido.
Ya en 1997 una niña murió al tomar un jugo que contenía cocaína líquida, lo que revela que los narcotraficantes están utilizando desde entonces ese mecanismo para exportar desde Panamá sustancias narcóticas.
Frente a la nueva incautación, se requiere una profunda investigación para dar con la captura de los cabecillas de esa organización y que las detenciones no se queden en los que transportaban la mercancía, ya que en algunos casos son el último eslabón de un complejo cartel del narcotráfico.
Ojalá que los Fiscales Antidrogas, la Dirección de Aduanas, la División de Narcóticos de la PTJ y otros estamentos de seguridad, puedan llegar al fondo de este caso para tranquilidad de la población.
Al mismo tiempo, esa forma de empacar la cocaína pone de manifiesto que las organizaciones criminales cada vez usan métodos sofisticados para el envío de sus embarques hacia los puntos de consumo de droga.