El presidente de la Fundación para Apoyo al Detenido, Javier Justiniani, reiteró quejas por la mala calidad de la comida ofrecida a los reclusos de las prisiones de Panamá y Colón.
El día miércoles 20 de junio de 2007, los directores de los centro carcelarios La Joya y La Joyita regresaron la comida correspondiente a la tarde porque la misma estaba en estado putrefacto.
De acuerdo con lo descrito en los artículos 247, 248 y 250 del Código Penal vigente, "quien a sabiendas del suministro de sustancias alimenticias contaminadas entregue las mismas será sancionado con pena de 1 a 3 años, si esta conducta produce enfermedades, la sanción se incrementa y si causa la muerte la sanción será de ocho a quince años de prisión".
La queja formulada por Javier Justiniani fue exteriorizada ante la Procuraduría General de la Nación.
No es la primera vez que se formula esa clase de queja por la mala calidad de las comidas en los penales.