Si hemos sido bien criados de niños, en algún momento fuimos reprendidos por nuestros padres cuando no queríamos comernos algo que no nos gustaba por su apariencia o por su sabor.
El regaño sonaba más o menos así: "�Cómete toda la comida niño! �No sabes que en el mundo hay miles de niños que no tienen nada que comer, y tú te das el lujo de rechazarla?"
Parece que a los encargados del programa "Compita" en el gobierno anterior nunca se acababan todo el plato cuando eran chiquillos.
�Cómo llegamos a esta conclusión? Resulta que dejaron que se pudrieran unos 10 mil 500 sacos de cebolla " Compita" que estaban almacenados en una bodega en Coclé.
Junto con ellas, estaban también 2 mil quintales de arroz sin pilar, que si bien no se dañaron, ahora tendrán que ser vendidos de urgencia como arroz s de segunda, o regalados a entidades de beneficencia. Absorbieron tanta humedad, que se tornaron amarillos. Las bolsas de crema nutritiva están llenas de gorgojos.
Parece que como el gobierno perdió la campaña política en casi todos los frentes, la distribución de productos "Compita" (que estaban siendo usados como herramienta para comprar votos) ya no valían la pena. Como consecuencia, más de medio millón de dólares en comida se han ido por el caño.
Pero no es el dinero lo que duele. En un país en el que la pobreza supera el 35% de la población, la noticia de que miles de sacos de alimentos se dejaron perder suena como una bofetada en el rostro; el colmo de la desverg�enza.
Es fácil entender por qué todo esto ocurrió. La gente que deja perder la comida lo hace porque de salida no les costó nada obtenerla. Si hubiesen sudado una sola gota en obtenerla, no hubiesen dejado que se pudriera.
Cuando algo tiene un valor para nosotros, la opción de regalarlo a alguien más es preferible a echarlo al abandono. Los responsables en el gobierno bien pudieron haberlo regalado u organizado una feria libre para distribuirlo rápidamente. Pero sencillamente no les importó. Como ya se estaba acabando su tiempo en el gobierno, se pusieron en piloto automático.
Este nuevo episodio vergonzoso de nuestra administración pública sería bueno que los maestros y los padres de familia hicieran recortes de periódico y los difundieran entre los niños, explicándoles las consecuencias. Botar la comida es peor que malgastar el dinero.