El dolor y la tristeza se apoderaron de los familiares y compañeros del sargento primero Fredy Molina, en las exequias de la malograda unidad policial que se realizaron ayer, jueves, en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Torrijos-Carter.
En el lugar se hicieron presentes los dos hijos de la unidad, quienes no cesaban de llorar por la inesperada partida de su padre.
Fue inevitable que entre los presentes se hiciera alusión a la imparable ola de violencia que afecta al país y que está cobrando vidas de personas inocentes y valiosas como las de la unidad del SENAFRONT.
Molina fue enterrado con su uniforme de fatiga, mientras sus compañeros del Servicio Nacional de Fronteras le rendían homenaje con una calle de honor.
El sargento Molina fue asesinado el sábado pasado por delincuentes que entraron a robar a una parrillada en El Valle de Urracá, en San Miguelito.
Las autoridades lograron retener a un adulto sospechoso de participar en ese crimen.