Manuel Ruiz Aparicio, de 85 años, y Ariel Omar Beitia, fueron asesinados asfixiados.
Al menos eso es lo que consideran las autoridades del Ministerio Público en Chiriquí.
Los crímenes ocurrieron en Boquerón y en la comunidad de Volcán, respectivamente.
La tesis de la Fiscalía Primera Superior del Tercer Distrito Judicial, a cargo del fiscal José Enríquez, apunta a que el móvil de ambos crímenes fue el robo.
A Ruiz Aparicio lo dejaron amordazado junto a la estufa dentro de su residencia, con la boca tapada, con manos y pies atados. Mientras que Beitia tenía el cuello amarrado con un jacket, que fue encontrado en la escena del crimen.
El fiscal sostiene que los escenarios no son los mismos, aunque existen algunas coincidencias de ese caso que hasta la fecha no tiene ninguna persona detenida.
Ambas personas vivían solo y fueron encontrados en su propia residencia amarrados.
El cuerpo de Ariel Omar Beitia, que laboraba en la extensión universitaria de Volcán, fue encontrado en avanzado estado de descomposición el pasado viernes en la mañana.
Y a las 6:00 p.m. del sábado, Gabriel Mendoza, encontró a su vecino Manuel Ruiz tirado en el piso, boca abajo y nadando en un charco de sangre.
La forma, la condición y hasta el móvil fue el mismo que utilizaron con el secretario de la extensión universitaria de Volcán, en la comunidad de Nueva California, en este corregimiento de las tierras altas en Chiriquí.
En ambos homicidios se maneja la tesis de robo. No descartan que se trate del mismo homicida.
Las muertes extrañas volvieron a aparecer en Chiriquí. En enero se registraron cinco homicidios y en algunos de esos casos aún no hay personas detenidas.