Sábado 18 de julio de 1998

 








 

 

MENSAJE
Ahorcado por borracho

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

"S
erá una multa - pensó Ramón Salinas, de Potosí, Bolivia-; una multa, y máximo una semana de cárcel". Y se dejó conducir por los guardias hasta la prisión. Había sido arrestado por manejar en completo estado de ebriedad.

Pero el juez, Carmino Rioja, no pensó lo mismo. Tiempo atrás, el juez Rioja había enterrado a su hijita de 5 años, muerta por un conductor borracho. El sabía en carne viva lo horrible del crimen de manejar borracho y juró castigar duramente a todo chofer que manejara en estado de ebriedad. Este fue su dictamen: "Ramón Salinas ha de morir ahorcado".

En efecto, de acuerdo a la nota periodística, el hombre fue colgado por el delito de manejar en estado de ebriedad.

Puede objetarse la sentencia del juez Rioja. Un ahorcamiento por una borrachera parece excesivo. Por cierto, el pueblo de Potosí protestó contra el juez.

No obstante, sin aprobar o desaprobar el dictamen del juez Rioja, un conductor borracho es un homicida en potencia. Cada año las estadísticas de todos los países nos dicen que un enorme porcentaje de muertes por accidentes de auto se debe al alcohol ingerido por los choferes.

Si un conductor borracho escapa de su arresto con unos pesos de multa y un solo día de cárcel, fácilmente se acostumbrará a manejar bebido. Y tarde o temprano provocará alguna tragedia, tragedia en que podrían morir varios inocentes.

Haya pena grande o chica para el que maneja con exceso de alcohol en su organismo, la borrachera será siempre un delito digno de castigos ejemplares. El alcohol jamás será amigo delo hombre. Jamás contribuirá a su salud física y mental. Jamás traerá alegría a la esposa y bendición a los hijos. Jamás hará que un hombre progrese en lo económico, en lo social, en lo moral o en lo espiritual.

Pero cuando el alcohólico le rinde a Dios su vida, Jesucristo, obrando con poder a favor del dominado, lo libra del funesto vicio y le da la libertad y dignidad que él se merece y que le corresponde. Dios nunca quiso que el hombre fuera esclavo de nada. Para eso compró Jesucristo la libertad en la cruz del Calvario. Más vale que le demos nuestro corazón a Cristo.

 

 

 

CULTURA
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