MENSAJE
Ahorcado por borracho
Hermano Pablo
Costa Mesa, California
"Será una multa
- pensó Ramón Salinas, de Potosí, Bolivia-; una multa,
y máximo una semana de cárcel". Y se dejó conducir
por los guardias hasta la prisión. Había sido arrestado por
manejar en completo estado de ebriedad.
Pero el juez, Carmino Rioja, no pensó lo mismo. Tiempo atrás,
el juez Rioja había enterrado a su hijita de 5 años, muerta
por un conductor borracho. El sabía en carne viva lo horrible del
crimen de manejar borracho y juró castigar duramente a todo chofer
que manejara en estado de ebriedad. Este fue su dictamen: "Ramón
Salinas ha de morir ahorcado".
En efecto, de acuerdo a la nota periodística, el hombre fue colgado
por el delito de manejar en estado de ebriedad.
Puede objetarse la sentencia del juez Rioja. Un ahorcamiento por una
borrachera parece excesivo. Por cierto, el pueblo de Potosí protestó
contra el juez.
No obstante, sin aprobar o desaprobar el dictamen del juez Rioja, un
conductor borracho es un homicida en potencia. Cada año las estadísticas
de todos los países nos dicen que un enorme porcentaje de muertes
por accidentes de auto se debe al alcohol ingerido por los choferes.
Si un conductor borracho escapa de su arresto con unos pesos de multa
y un solo día de cárcel, fácilmente se acostumbrará
a manejar bebido. Y tarde o temprano provocará alguna tragedia, tragedia
en que podrían morir varios inocentes.
Haya pena grande o chica para el que maneja con exceso de alcohol en
su organismo, la borrachera será siempre un delito digno de castigos
ejemplares. El alcohol jamás será amigo delo hombre. Jamás
contribuirá a su salud física y mental. Jamás traerá
alegría a la esposa y bendición a los hijos. Jamás
hará que un hombre progrese en lo económico, en lo social,
en lo moral o en lo espiritual.
Pero cuando el alcohólico le rinde a Dios su vida, Jesucristo,
obrando con poder a favor del dominado, lo libra del funesto vicio y le
da la libertad y dignidad que él se merece y que le corresponde.
Dios nunca quiso que el hombre fuera esclavo de nada. Para eso compró
Jesucristo la libertad en la cruz del Calvario. Más vale que le demos
nuestro corazón a Cristo.
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