Sábado 25 de julio de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Deterioro ecológico de playas y ríos

M
oradores de Pacora, identificados con las actividades ecologistas protestaron contra la extracción de arena en las playas de ese corregimiento, sitas entre las desembocaduras de los ríos Tapia y Bayano, con área cercana a trescientas hectáreas, por estimar que tales actividades causarán grave deterioro al medio ambiente; y asímismo, percibir la autorización concedida como ventajismo que favorece a conocido empresario, cercano de trato con el régimen actual.

En anteriores ocasiones, personeros de la organización defensora de los ríos Pacora y San Martín vocearon protestas contra la extracción de cascajo en los cauces de esas corrientes y aportaron nutridas probanzas que mostraron los perjuicios que erosionan el lecho fluvial y la contaminación por combustibles en las aguas, afectando el acueducto de la población pacoreña.

Las extracciones incontroladas de cascajo en el Río Chagres causaron alarma popular al comprobarse que las bases del puente que comunica a Colón, resultaron afectadas y amenazan con causar un descalabro futuro, por lo que se detuvo las operaciones mineras del área.

En El Uverito, en las costas tableñas, la abusiva e incontrolada actividad extractora de arena amenaza con dañar gravemente el lugar, generando perjuicios a la colectividad, por práctica que favorece intereses puntuales de favoritos; esos intereses en el pasado dañaron parte del lecho fluvial del Río de la Villa, desatando una controversia pública, que movilizó la protesta de los vecinos de esa localidad santeña.

De igual manera, el cauce del río Guararé sufrió depredación ecológica cuando piedras de su lecho fueron extraídas por una empresa constructora, incorporando protestas y rechazos de los pobladores, que sienten la responsabilidad de enfrentar tales actos contrarios a la naturaleza.

Similares reclamos, e iguales advertencias provienen de otras localidades interioranas donde la extracción indiscriminada de materiales no metálicos, causa deterioros graves a los recursos naturales; daños que permanecen impunes.

Conviene señalar que el actual régimen dictó normativa protectora de las costas panameñas dirigida a preservar futuros desarrollos turísticos contemplados en el Plan Nacional de esa actividad; sin embargo, dejó como excepción, la franja de Pacora; decisión que se estima de favoritismo político, dado que quien adelanta las labores depredadoras, integra la alianza de mando actual.

Las normativas legisladas para la conservación, protección y racionalidad en el uso de los recursos naturales debe aplicarse con los rigores y exigencias necesarias, con prescindencia de tolerancias hacia quienes resulten los infractores; solamente así, lograremos detener el crimen depredador generalizado que diezma fauna, cancela flora, destruye suelos, contamina aguas y degrada el ambiente amenazando el futuro del vivir de las generaciones panameñas.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
José María Peñaranda y el conjunto de Amadís Bernal en los carnavales.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, nunca practico la cortesía.


OPINIONES



 

 

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